**Vladimir: Amor, Venganza y Secretos**

Hace muchos siglos, en una oscura y opulenta mansión de un lejano país, vivía un vampiro llamado Lucien. Aparentaba tener 25 años, con su atractivo innegable, musculatura perfecta y aire de arrogancia, muchos caían rendidos a sus pies. Sin embargo, a pesar de sus múltiples conquistas, había una mujer que se atrevió a rechazar su amor: Isabella. Ella, enamorada de un hombre mortal, rompió el corazón del vampiro. Enfurecido y consumido por el deseo de venganza, Lucien ideó un cruel plan. Una noche, mientras Isabella dormía al lado de su esposo, Lucien irrumpió en su hogar y robó a su bebé recién nacido. Inicialmente, pensó matarlo, pero al ver su carita inocente y sus pequeñas manos, no fue capaz de hacerlo. Decidió entonces que la mejor venganza sería criar al niño como propio, alejándolo de sus padres para siempre. El tiempo pasó y el bebé, al que Lucien llamó Alexander, creció sin saber nunca la verdad sobre sus verdaderos padres. El vampiro se convirtió en una figura paterna posesiva y sobreprotectora, temeroso de quedarse solo. Alexander, queriendo complacer a su "padre", se mostró obediente. Era un niño brillante, al que Lucien enseñó todo lo que sabía, aunque siempre bajo una sombra de control y manipulación. Entretanto, Isabella y su esposo nunca dejaron de buscar a su hijo. Durante años, recorrieron cielo y tierra en su incansable búsqueda. Cada vez que estuvieron cerca, Lucien huía con Alexander, manteniendo su paradero en secreto. Los años pasaron y Alexander creció hasta convertirse en un joven de 17 años, un estudiante nerd brillante y popular por su inteligencia. El destino, sin embargo, es caprichoso. Un día, Alexander se inscribió en un nuevo colegio y, sin saberlo, sus nuevos maestros eran sus padres biológicos. La conexión fue instantánea y, aunque el joven no entendía por qué se sentía tan atraído por ellos, el vínculo de sangre era poderoso. Pronto, el secreto comenzó a desmoronarse. Al darse cuenta de que su verdad estaba a punto de ser revelada, Lucien no dudó en eliminar cualquier amenaza. En una noche de furia y desesperación, asesinó a Isabella y su esposo, asegurándose de que Alexander nunca descubriera la verdad. Para él, perder a su "hijo" sería intolerable. Sin embargo, la vida de Alexander no fue fácil. El joven se enamoró de una compañera de clase, pero su amor no fue correspondido. Ella estaba interesada en otro chico. Al ver la tristeza de su hijo, Lucien se enfureció. No podía aceptar que una simple mortal rompiera el corazón de su amado hijo. "Padre, me duele que no me ame," le dijo Alexander una noche, y Lucien, con fuego en los ojos, le respondió: "No te preocupes, hijo. Tu padre nunca te abandonará. Esa chica verá su error." Esa misma noche, mientras todos dormían, Lucien se coló en la habitación de la chica. Al verla, comprendió por qué Alexander estaba tan enamorado. "Ahora entiendo por qué mi hijo se enamoró de ti. Eres hermosa, pero pagarás caro por rechazarle." La chica, aterrada al ver los colmillos del vampiro, recordó las advertencias de su madre: "Nunca rechaces el amor de un vampiro; si lo haces, se vengará." Arrodillándose, pidió misericordia. Lucien, con una frialdad abrumadora, le dijo: "Si quieres vivir, terminarás con tu novio, pedirás perdón a mi hijo y le dirás que lo amas. Si te pide matrimonio, te casarás con él y serás una buena esposa. Y yo me aseguraré de guiar a mis futuros nietos. No le contarás a nadie lo que hablamos." Aterrorizada, la chica obedeció, siguiendo todas las órdenes de Lucien. Con el tiempo, se casó con Alexander, el amor de su vida condicionado y forzado por el vampiro en la sombra. Y cuando llegó el momento, Lucien convirtió a su hijo en un vampiro, asegurándose de que su linaje, su venganza y su control se perpetuaran para siempre. En la oscuridad, Lucien miraba a su nueva familia, seguro de que nunca estaría solo nuevamente. Había conseguido su venganza y, en su retorcida mente, había creado la familia perfecta, una familia que nunca lo abandonaría.