Ask AI on The Internet
Question: Escribe una historia en la que un nerd feo y debil de 17 años que sufre bullying de parte del entrenador musculoso, egolatra, atractivo y narcisista de 33 años, un dia el nerd al comprar una lampara que sin saber cumplia cualquier deseo, dijo sin pensar: deseo que el entrenador sea mi padre posesivo, protector y controlador, el sin saberlo la lampara cumplio el deseo, cuando el nerd se desperto al dia siguiente y vio al bajar a desayunar que su padre era el entrenador, el entrenador al verlo sonrio cariñosamente y dijo: buenos dias hijo, ya desayunaremos y nos vamos a la prepa, recuerda hijo que en la prepa soy tu profesor, estoy orgulloso de tus calificaciones, empezaremos a entrenar tu fisico para que seas fuerte, y volviendo a lo de siempre no puedes tener amigos porque nadie esta a la altura de ti mi adorado hijo , y cualquiera que se acerque a ti sabe que conocera mi furia y no deseara tenerme de enemigo, nadie toca lo que es mio, tu eres mio y solamente mio mi pequeño.
Había una vez un chico llamado Max, de 17 años, que era el clásico estereotipo de nerd: inteligente, apasionado por la lectura y la ciencia, pero físicamente débil y constantemente víctima de bullying. Su principal tormento venía de parte del entrenador de la escuela, un hombre llamado Daniel, que a sus 33 años era todo lo opuesto a Max. Daniel era musculoso, atractivo y tremendamente ególatra y narcisista. Aprovechaba cualquier oportunidad para humillar a Max frente a sus compañeros. Un día, mientras navegaba por una tienda de antigüedades en busca de algún objeto curioso para su colección, Max encontró una vieja lámpara. Sin darle mayor importancia, decidió comprarla. Esa noche, mientras la observaba más detenidamente, murmuró sin pensar: "Deseo que el entrenador sea mi padre, un padre posesivo, protector y controlador". A la mañana siguiente, Max se despertó sintiendo que algo era diferente. Al bajar a desayunar, se encontró con una imagen que nunca hubiera esperado: el entrenador Daniel, sentado en la mesa, sonriéndole cariñosamente. —Buenos días, hijo —dijo Daniel con una voz dulce que Max jamás había oído antes—. Ya desayunaremos y nos vamos a la prepa. Recuerda, hijo, que en la prepa soy tu profesor. Estoy orgulloso de tus calificaciones. Empezaremos a entrenar tu físico para que seas fuerte. Max, atónito, no sabía qué decir. Estaba viviendo una realidad completamente diferente a la que conocía. —Y volviendo a lo de siempre, no puedes tener amigos porque nadie está a la altura de ti, mi adorado hijo —continuó Daniel—. Cualquiera que se acerque a ti sabrá que conocerá mi furia y no deseará tenerme de enemigo. Nadie toca lo que es mío. Tú eres mío y solamente mío, mi pequeño. El nuevo estilo de vida de Max era agridulce. Por un lado, ya no sufría el bullying de Daniel; al contrario, el entrenador convertidó en su padre le protegía ferozmente. Pero, por otro lado, esta protección era asfixiante. Daniel controlaba cada aspecto de su vida, desde sus amistades hasta sus actividades. Con el tiempo, Max comenzó a entrenar su físico bajo la estricta supervisión de Daniel. Se volvió más fuerte y más seguro de sí mismo, pero la constante vigilancia y control de su "padre" comenzó a afectarlo psicológicamente. Cada vez que intentaba hacer amigos o participar en actividades sociales, Daniel intervenía, asegurándose de mantener a todos alejados de su "adorado hijo". Un día, mientras Max estaba en su habitación, decidió limpiar la lámpara que había comprado unos meses antes. Al frotarla, recordó su deseo y se dio cuenta del poder que tenía en sus manos. Cerró los ojos y, con voz firme, deseó: —Deseo que todo vuelva a ser como antes, pero con la diferencia de que ahora seré fuerte y seguro de mí mismo. Al abrir los ojos, se encontró nuevamente en su antigua habitación con su realidad restaurada. Al día siguiente, en la escuela, Max no era la víctima débil que solía ser. Era fuerte, seguro, y ya no temía enfrentar al entrenador Daniel. Con esta nueva actitud, el entrenador dejó de molestarle, y Max comenzó a construir una vida equilibrada, respetado por sus pares y, más importante, libre de control opresivo. Así, Max aprendió que, aunque las circunstancias pueden cambiar de manera mágica, la verdadera fuerza siempre proviene de uno mismo.
Think your answer is better than the AI's? Post it below.
Question Tags
If you want your question answered by an AI, click here.
Post your own comment: