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Question: Escribe una historia en la que un gordo y feo de 18 años, que sufre dia a dia de bullying por parte del atractivo, musculoso, egolatra y narcisista capitan de Futbol Soccer de 19 años que ademas es su hermano, un dia al comprar un espejo magico y mirarse en el, dijo como desearia ser mi bully, al decirlo su reflejo cambio y reflejo a su bully que en ese momento se estaba por ir a bañar y estaba en su casa, el gordo al tocar el espejo produjo un body swap entre el y el capitan, el gordo al ver su nuevo cuerpo decidio explorarse y decidio tener ese cuerpo para siempre y eso sucede.
Érase una vez un chico de 18 años llamado Gustavo. Gustavo era grande y poco atractivo, y su vida era difícil debido al acoso diario que sufría. El autor de este maltrato no era otro que su propio hermano, Ricardo, un chico de 19 años musculoso, atractivo y egocéntrico. Ricardo era el capitán del equipo de fútbol y amaba su imagen reflejada en cada espejo. Por esto, estaba demasiado cegado por su narcisismo como para darse cuenta del sufrimiento que causaba a su hermano. Un día, Gustavo decidió comprar un espejo antiguo en una tienda de curiosidades. Parecía un espejo normal hasta que, al mirarse en él, exclamó, "¡Cómo desearía ser mi bully!". En ese momento, el reflejo cambió y mostró a Ricardo, que en ese momento se estaba por ir a bañar en su casa. Movido por la curiosidad, Gustavo tocó el espejo. En un abrir y cerrar de ojos, se encontró en el cuerpo de Ricardo. Miró al espejo, y frente a él estaba la imagen de su hermano, el capitán del equipo de fútbol. Experimentó una sensación totalmente nueva, una sensación de confianza y autoridad que nunca había tenido antes. Gustavo decidió explorar su nuevo cuerpo, cada músculo, cada detalle. Y aunque al principio le parecía extraño, sabía en el fondo de su corazón que quería mantenerlo para siempre. Dicho y hecho, después de disfrutar de la vida dentro del cuerpo de Ricardo, y aprendiendo a manejar la nueva atención y el respeto que venían con él, Gustavo decidió que quería vivir así para siempre. El espejo mágico, comprensivo y benévolo, decidió concederle su deseo. Y así fue como Gustavo y Ricardo intercambiaron cuerpos permanentemente, lo que resultó en un cambio más grande que solo lo físico. Gustavo aprendió a valorarse a sí mismo y a luchar contra el acoso, mientras que Ricardo se enfrentó a la vida que había hecho sufrir a su hermano, un humilde recordatorio de sus acciones. El cuento deja una gran lección, la de respetar y valorar a cada persona, independientemente de su apariencia o habilidades físicas.
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