Un intercambio de cuerpos que desafía las etiquetas: Una historia de transformación, autodescubrimiento y aceptación.

Una vez habitaban dos hermanos de 18 y 19 años en la pequeña ciudad de Reddington, ambos en extremos opuestos del espectro físico y social. El hermano menor, llamado Edgar, era un chico gordito, con rasgos no tan atractivos, débil y abiertamente gay. Por otro lado, el hermano mayor, entallado Daniel, era un chico atractivo, musculoso, egolatra y narcisista, era heterosexual y el Quarterback del colegio. Daniel solía atormentar a Edgar, cuyo corazón estaba deshecho por esta constante indiferencia y humillación por su propio hermano. Un día fatídico, tuvieron un terrible accidente automovilístico. Cuando Edgar despertó en el hospital, no podía creer lo que veía en el espejo. ¡Estaba en el cuerpo de Daniel! Pero Daniel, en el cuerpo de Edgar, no sobrevivió al accidente y murió poco después. Edgar sintió una tremenda culpa y confusión mientras lidia con el shock de su nueva realidad. Una nueva vida comenzó para Edgar. Se aventuró a explorarse, se embriagó de la admiración y atención de todos. Se volvió condescendiente y crítico con los demás, tal como Daniel solía ser. Sus preferencias incluso cambiaron, encontrándose atraído hacia las chicas y no hacia los chicos. Con el tiempo, Edgar comprendió la tremenda oportunidad y responsabilidad que se le había dado. Había perdido a su hermano, pero ganó su vida. Sin embargo, se dejó llevar por la personalidad de su hermano. Pero, no podía evitar perderse en su nuevo cuerpo, su nueva vida. Se entregó al cambio, se volvió un bully. Edgar se divertía con su nuevo poder, su nueva atracción, viviendo la vida que nunca soñó pero a costas de su antigua identidad; pues ahora era Daniel, el hermano que solía atormentarle.