**Un Amor Letal**

En esta versión alternativa de "La Madrastra" del 2005, Leonel Ibáñez, el ejecutivo varonil, atractivo y musculoso, sigue secretamente enamorado de María, la esposa de Esteban. Durante años, Leonel finge un cariño filial hacia Esteban, su jefe, lo que le permite estar cerca de él y conocer sus debilidades. Sin embargo, su propósito no es solo estar cerca de María, sino también encontrar la manera de destruir a Esteban al mismo tiempo que da rienda suelta a su amor obsesivo por María. Leonel soporta sus celos y odio en silencio, pero su fachada comienza a resquebrajarse. Una noche, su envidia lo consume hasta un punto de no retorno, y provoca un accidente automovilístico en el que Esteban queda gravemente herido. Mientras Esteban yace en la cama del hospital, luchando por su vida, Leonel decide que ha llegado el momento de tomar medidas más drásticas. En una noche lluviosa y cargada de tensión, Leonel se acerca a la cama de Esteban y le susurra: —Si quiero que las cosas me salgan bien, las debo hacer yo mismo. Lo siento, Esteban, pero eres un gran estorbo en mis planes. No te preocupes por María, yo la voy a cuidar y la haré mi esposa. Ahora duerme... Acto seguido, Leonel toma una almohada y asfixia a Esteban, terminando con su vida. Los meses pasan y Leonel, astutamente, se convierte en el consuelo de María, quien todavía llora la pérdida de su esposo. Una noche, mientras los dos comparten unas copas, María, bajo el influjo del vino, sucumbe a los encantos de Leonel y tienen relaciones sexuales. Mientras ella duerme, satisfecho, Leonel la abraza y susurra: —Al fin eres mi mujer, María. Yo te voy a cuidar. Cuando María despierta al lado de Leonel, se siente abrumada por la culpa al haber fallado a la memoria de Esteban. Leonel, con maña y ternura, la consuela y la convence de que Esteban habría querido que ella siguiera adelante. Este incidente marca el inicio de su relación como amantes. Con el tiempo, León de sus amenazas y cálculos, logra que María acepte casarse con él. La vida continúa de manera aparentemente feliz, y juntos tienen un hijo. Sin embargo, la sombra de Esteban y la culpa persisten en el ambiente, como un susurro inquietante que nunca abandona la conciencia de María, mientras Leonel, convencido de su triunfo, cura sus propios demonios haciéndose pasar por el protector y amante perfecto.