Transformación de Almas: Del Bullying a la Autodescubrimiento y el Amor

Una vez hubo un hombre llamado Pedro, un empleado de 28 años en una gran corporación. Pedro era un individuo obeso, simplemente común en apariencia, débil, y abiertamente gay. Sufrió un trato cruel y personas que se burlaron de él, en particular de su gerente: un hombre llamado Carlos de 29 años, musculoso, atractivo, egocéntrico y heterosexuales que continuamente ridiculizaba a Pedro. Todo esto cambió cuando la sirvienta del gerente, que amaba a Carlos en secreto, decidió vengarse de él por jugar con sus sentimientos. En su corazón amargo, decidió usar un antiguo hechizo de cambio de cuerpo y se aseguró que ambos hombres lo recibieran mientras dormían. Una mañana fría, cuando Pedro se despertó, se descubrió en el cuerpo de Carlos. Al principio, pensar en las posibilidades fue desconcertante, pero también emocionante. Había despertado con una extraña sensación de poder y confianza. Cuando se miró en el espejo, estaba fascinado por sus propios pectorales, abdominales, bíceps y tríceps. Admiraba y tocaba los músculos con asombro, atónito ante los cambios. Mientras tanto, Carlos despertó en el cuerpo de Pedro, se horrorizó al descubrir que estaba atrapado como alguien a quien había atormentado intensamente. La vida como él la conocía había terminado. En las circunstancias más extrañas, Carlos no pudo manejar el maltreatmento que Pedro había soportado a diario. Incapaz de manejar su nueva realidad, su corazón no pudo soportar la conmoción, llevándolo a un paro cardíaco fatal. Pedro, en el cuerpo de Carlos, pronto comenzó a comportarse como él, convirtiéndose en un matón, deshaciéndose de su personalidad anterior amable y suave. El hechizo también había cambiado sus preferencias sexuales, volviéndose heterosexual. Pedro nunca olvidó la bondad de la sirvienta que había ayudado a cambiar su vida, agradecido por el regalo que le había dado. Con tiempo, ambos encontraron un vínculo y se enamoraron. Un día, Pedro, que ahora era Carlos, le propuso matrimonio. La sirvienta, que siempre había amado profundamente a Carlos, aceptó de inmediato y vivieron felices terminando la historia con un 'vivieron felices para siempre'.