Title: Echo of a Forgotten Silence

La vida de Andrés nunca había sido fácil. A sus catorce años, el joven de lentes gruesos y cabello desordenado ya había enfrentado más dolor emocional del que muchas personas experimentarían en toda su vida. La relación con su padre, Leonardo, un famoso actor y modelo de apenas treinta años, era prácticamente inexistente. Leonardo siempre había visto a su hijo como una carga, un ser insignificante que no encajaba en su mundo de glamour y éxito. En la preparatoria, Andrés no encontraba consuelo. Era el blanco constante de las burlas y el bullying. Su naturaleza introvertida y su aspecto poco convencional lo hacían fácil de señalar. Al llegar a casa, no encontraba el cariño y consuelo que necesitaba de su padre. Este prefería pasar el tiempo con sus amantes y amigos famosos, ignorando los gritos silenciosos de ayuda de Andrés. El chico más popular de la preparatoria, Mateo, había hecho una apuesta cruel con sus amigos: conseguir que Andrés se enamorara de él para luego humillarlo públicamente. Al principio, Andrés se resistía a creer que alguien como Mateo pudiera estar interesado en él. Pero poco a poco, ante la atención inusitada y las palabras amables, Andrés comenzó a sentir por primera vez un atisbo de felicidad y esperanza. Cuando Mateo lo invitó a salir por primera vez, Andrés sintió algo que jamás había conocido: pertenencia. Sin embargo, la cruda verdad salió a la luz un día, de la peor manera posible. Mateo reveló ante todo el colegio que todo había sido una apuesta. Andrés sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. Humillado, traicionado y sintiéndose más solo que nunca, tomó una decisión desesperada y fatal. Con lágrimas en los ojos, Andrés ingirió un frasco de veneno que había encontrado en el botiquín de su casa. Fue encontrado horas después, inconsciente en su habitación, por el personal de limpieza. Urgentemente, fue llevado al hospital, donde los médicos hicieron todo lo posible para salvarlo. Cuando llamaron a Leonardo, el padre, este estaba en medio de una sesión íntima con su amante. Al escuchar la noticia, simplemente respondió: "No me interesa lo que ese chico haya hecho", y siguió con lo suyo. Andrés no resistió. Murió solo, sin la presencia del único familiar que le quedaba en este mundo. Horas más tarde, Leonardo finalmente apareció en el hospital. Al ser llevado a la habitación donde yace el cuerpo inerte de su hijo, algo dentro de él se rompió. La culpa y el dolor comenzaron a carcomerlo. Lloró como nunca antes lo había hecho en su vida pública o privada. El entierro fue una ceremonia fría, asistida por pocas personas. Leonardo, devastado y sufriendo, no encontraba consuelo alguno. Los días siguientes fueron una mezcla de confusión y desesperación. Fue entonces cuando, revisando las pertenencias de su hijo, encontró un diario. Leyó las páginas que describían el sufrimiento de Andrés, el bullying y, finalmente, la despiadada apuesta que lo llevó a tomar una decisión fatal. La culpa y el arrepentimiento se transformaron en una furia irrefrenable. Leonardo, sosteniendo una foto de Andrés, tomó una pistola de su cajón. En su mente, solo una idea: vengar la muerte de su hijo. - "Mataré al culpable de tu muerte, hijo... y ya me vengaré de todos los que te hicieron sufrir", susurró, con los ojos desorbitados y la locura consumiéndolo. Tragado por el dolor, Leonardo se lanzó a una espiral de violencia y venganza, dispuesto a hacer pagar a todos aquellos que alguna vez hirieron a su hijo. Sin embargo, al perpetuar este ciclo de odio, sentenciaba su propia alma y se hundía cada vez más en el abismo del remordimiento y la locura. Y así, una trágica historia de olvido y desprecio dio lugar a una enloquecida cruzada de venganza, dejando claro que el verdadero enemigo era el odio y la indiferencia, que nunca llevaron a nada más que a un desenlace devastador.