"The Prince of Hell: A Dream Come True"

Era una noche oscura en la pequeña ciudad donde vivía Simón, un joven de 14 años con una vida marcada por la soledad y el acoso escolar. Sin padres desde pequeño, Simón se refugiaba en sus libros y lo poco que encontraba en el mundo digital. Sus compañeros de clase lo molestaban constantemente, burlándose de su apariencia delgada y poco agraciada, y de la ausencia de una familia que lo protegiera. Una noche, mientras escapaba de la realidad en su rincón favorito del parque, Simón vio una estrella fugaz atravesar el cielo. Con el corazón lleno de anhelo y desespero, cerró los ojos y deseó con todas sus fuerzas: "Quisiera tener un padre como Lucifer Morningstar". Cuando los primeros rayos de sol lo despertaron, Simón se encontró en una habitación lujosamente decorada. El joven se incorporó rápidamente, tratando de entender lo que había sucedido. Miró alrededor, reconociendo detalles que solo había visto en la serie "Lucifer". De repente, la puerta se abrió y un hombre elegante, con un aura de poder, entró en la habitación sonriendo. —¡Buenos días, hijo! El desayuno está listo, y ya sabes cómo me gusta que te alimentes bien. —dijo Lucifer Morningstar, con una voz que irradiaba ternura y autoridad. Simón no podía creerlo. Ahí estaba, frente a él, el personaje que siempre había admirado. Pero más sorprendente aún, estaba hablando con él como si fuera su padre. Se levantó de la cama, todavía aturdido, y siguió a Lucifer hasta un comedor lleno de delicias. Lucifer miró a Simón con una mezcla de orgullo y cariño, dándole una palmada en la espalda que lo llenó de una inesperada calidez. —Tienes un día largo por delante, pequeño príncipe. Pero recuerda, estaré vigilando, siempre pendiente de ti. Lo que Simón no sabía era que en esta realidad alternativa, Lucifer no solo había adoptado al joven desde que era un bebé, sino que también había hecho todo lo posible para mantenerlo alejado de los peligros y los secretos de su verdadera identidad. Lucifer era el Rey del Infierno, pero su corazón latía con un amor profundo por su hijo adoptivo. Para proteger a Simón, Lucifer empleaba a varios demonios cuya misión era asegurarse de que nadie se acercara con malas intenciones. Lucifer, siendo celosamente protector, tenía una habilidad especial para detectar cualquier amenaza potencial. Si alguien se acercaba demasiado a su pequeño príncipe, primero recibían una advertencia. Si no desistían, se enfrentaban a la ira del Rey del Infierno, sufriendo consecuencias inenarrables. Lucifer nunca permitiría que otra persona reclamara el amor y la atención de su querido hijo. Desde su segundo cumpleaños, Lucifer había coronado a Simón como su heredero y príncipe del Infierno. Aunque el joven no estaba al tanto de todo el alcance de su destino, Lucifer ya tenía en mente una serie de planes grandiosos para asegurarse de que su hijo llegara a alcanzar todo su potencial. A medida que los días pasaban, Simón comenzó a adaptarse a su nueva vida, sintiendo por primera vez en mucho tiempo el calor y la seguridad de pertenecer a una familia. Sin embargo, no podía ignorar las miradas furtivas y la atmósfera de misterio que rodeaban a su padre. Una tarde, Simón, sumido en el estudio de un libro sobre mitos antiguos, se encontraba solo en la biblioteca cuando una figura oscura emergió de las sombras. Era Mazikeen, la más leal de los demonios de Lucifer. —Simón, hay cosas que necesitas saber —le dijo con un tono serio, que contrastaba con la normalidad de su día a día. Antes de que Mazikeen pudiera continuar, la puerta se abrió de golpe. Lucifer apareció, su rostro una mezcla de furia y algo más insondable. —Maze, retírate. Ahora. —Ordenó con una voz que no admitía réplicas. A medida que Simón crecía y se acercaba más a descubrir la verdad, Lucifer se enfrentaba a un dilema. Quería proteger a su hijo por sobre todas las cosas, incluso si eso significaba esconder la sombra de su verdadero reino. Y así, en ese mundo alternativo, el joven Simón encontró por fin el amor y la protección que tanto había anhelado, aunque este llegara de manos del mismísimo Diablo, que haría lo que fuera por mantener a su querido príncipe a salvo y cerca de su corazón.