The Heart King

Nick Walker era conocido por su físico impresionante y su carisma en el gimnasio. En su círculo, todos lo celebraban como el epítome del éxito y la perfección, pero pocos conocían la verdadera oscuridad que habitaba en su corazón. Vivía una vida de dualidades, manteniendo en secreto a su hijo de 14 años, Sam, quien era su mayor vergüenza. Sam no solo era débil y enfermo, sino también un claro blanco de las burlas de su propio padre dentro de las paredes de su hogar. Sam, un chico con una mente brillante pero cuerpo frágil, llevaba en secreto un diagnóstico fatal: una enfermedad cardíaca terminal. Cada día en la preparatoria de élite donde Nick trabajaba como entrenador de física era una pesadilla. Nick se aseguraba de que Sam recibiera el peor trato, amplificando la humillación que iniciaba en casa. Una tarde, durante una clase de gimnasia, Nick realizó su habitual espectáculo de crueldad. Mientras los otros chicos observaban, Sam, cansado del dolor y la desesperación, murmuró: "No puedo seguir en este infierno. No puedo convivir con monstruos". Las palabras del chico encendieron la furia de Nick, quien lo golpeó con una violencia desenfrenada. Sam colapsó, su frágil corazón no pudo soportar el tormento. Nick, al ver a su propio hijo inerte, fue asaltado por un sentimiento nuevo y aterrador: la culpa. Lleno de remordimiento, llevó a Sam al hospital más cercano. Allí descubrió la gravedad de la enfermedad de su hijo y que Sam necesitaba urgentemente un trasplante de corazón. Para el asombro de los médicos, Sam cayó en coma, y algunos sugerían desconectarlo. Nick se negó a aceptar esa realidad. Dispuesto a hacer cualquier cosa por corregir su error, se llevó a Sam a casa, proporcionando cuidados intensivos a través de una enfermera especializada. En su desesperación, Nick contrató al mejor cirujano de trasplantes que pudo encontrar. Pero eso no era suficiente. Nick juró conseguir un corazón para Sam, sin importar el costo. Así comenzó su transformación de un fisiculturista egocéntrico a un despiadado asesino conocido en las sombras como el "Rey de Corazones". Cada noche, Nick recorría las calles en busca de víctimas. Jóvenes y atléticos, saludables y fuertes, ellos eran el objetivo. Utilizando su fuerza física y su astucia, los cazaba y les arrancaba el corazón, esperando encontrar uno que fuera compatible con Sam. El cirujano, temiendo por su vida, aceptaba los órganos para analizar si podían salvar al joven enfermo, mientras Nick incrementaba su odiosa contabilidad. Una noche, tras una fallida operación más, Nick se acercó a la cama de Sam. Acarició suavemente la mano del joven y al oído susurró, "Hijo, perdóname por todo el dolor que te he causado. No permitiré que mueras. Lo prometo." El círculo de sus crímenes continuó creciendo y, aunque en su mente lo justificaba como el sacrificio necesario para salvar a Sam, Nick se iba consumiendo por la brutalidad de sus actos. Cada vida tomada dejaba una mancha indeleble en su conciencia, pero el amor por su hijo le daba la fuerza para seguir. Pronto, el nombre del "Rey de Corazones" se volvió temido en el bajo mundo, una figura envuelta en misterio y terror. Sin embargo, fuera de esas sombras, Nick se mantuvo como el respetado entrenador, ocultando hábilmente su macabra doble vida. La paradoja de su existencia le arrastraba cada vez más hacia la locura. La desesperación se tornó su única compañera, mientras aguardaba el día en que un corazón salvador le devolviera a su hijo. Y así, Nick Walker, el egocéntrico fisiculturista, se convirtió en el monstruo que una vez hubiera aborrecido, todo por un último intento de redimirse y salvar a quien, en el fondo, siempre había sido su mayor fracaso y su mayor amor.