"The Echo of Two Universes: Ultraman's Son"

En una fría noche de invierno, Clark Kent, mejor conocido como Superman, volaba sobre Metrópolis, vigilando la ciudad como siempre lo hacía. Sin embargo, algo diferente llamó su atención, un leve llanto procedente de un callejón oscuro. Al aterrizar, encontró a un pequeño recién nacido abandonado, temblando de frío. Sin pensarlo dos veces, arropó al bebé con su capa y lo llevó a la seguridad de su hogar en la granja de los Kent. Con el tiempo, Superman decidió adoptar al niño y lo nombró David. Creció rodeado de amor y cariño, aprendiendo de su padre no solo a ser fuerte, sino también a ser justo y compasivo. David destacaba en la escuela y tenía una gran pasión por la ciencia. Quería seguir los pasos de su padre adoptivo y utilizar su conocimiento para hacer el bien. A los diecisiete años, mientras trabajaba en un sofisticado experimento de energía en el laboratorio, un error inesperado creó una brecha interdimensional que lo arrojó a un universo paralelo. En este nuevo y oscuro universo, David pronto descubrió que las cosas eran muy diferentes. Superman no existía, en su lugar había un villano despiadado conocido como Ultraman, que gobernaba con mano de hierro. David fue capturado rápidamente por los hombres de Ultraman y llevado ante su líder. Cuando Ultraman se enteró de que David provenía de otro universo, vio en él una oportunidad. Le ordenó que descubriera una forma de viajar entre universos, planeando invadir y conquistar el mundo de David. — ¡Nunca te ayudaré! —exclamó David con firmeza—. Aunque te parezcas a mi padre, solo eres una sombra de lo que él es. Ultraman, egoísta y siempre deseoso de controlar todo a su alrededor, trazó un plan. "Voy a ganarme la confianza de ese insignificante terrícola y haré que crea que he cambiado", pensó mientras esbozaba una perversa sonrisa. Y así, Ultraman empezó a pasar tiempo con David, fingiendo interés en su bienestar y mostrando una faceta más humana. Pero algo inesperado ocurrió. Con el pasar de los días, el malvado tirano comenzó a desarrollar un verdadero cariño por el joven. Contra todo pronóstico, Ultraman sintió algo nuevo y profundo: un genuino amor paternal. Sin embargo, sus ambiciones no cesaron. Aunque ahora sentía un auténtico afecto por David, Ultraman aún deseaba eliminar a Superman. Para él, David no debía tener más padre que no fuera él. "Ahora es mi hijo," se decía a sí mismo. "Y haré que me llame papá, sin importar el medio." Un día, mientras estaban juntos en la base de Ultraman, éste le dijo a David: — Sabes, he pensado mucho sobre lo que dijiste. Quizás estás en lo correcto, quizá debería cambiar. Llámame iluso, pero tal vez podríamos ser una familia. David, sorprendido, vio un destello de vulnerabilidad en los ojos de Ultraman. Sin embargo, aún no podía confiar completamente en él. Sabía que debía encontrar una forma de regresar a su propio mundo y poner fin a las ambiciones de Ultraman. Con mucha cautela, David comenzó a investigar en los laboratorios de Ultraman, buscando una manera de abrir una brecha interdimensional de forma segura. Mientras tanto, fingía acercarse a Ultraman, esperando el momento adecuado para escapar. Finalmente, encontró la fórmula que necesitaba. Justo cuando estaba a punto de poner en marcha su plan, Ultraman lo descubrió. Sin embargo, en lugar de enojarse, Ultraman lo miró con una mezcla de tristeza y comprensión. — Supongo que nunca confiarás en mí del todo, ¿verdad? —dijo Ultraman—. Pero, David, deja que te diga una cosa: te considero mi hijo, y lo que hago, lo hago por ti. David lo miró con determinación. — No puedes cambiar los hechos, Ultraman. No serás mi padre si insistes en destruir a quien es un verdadero héroe. Si realmente me amas, déjame ir y no sigas este camino de oscuridad. Ultraman, en un acto final de amor egoísta y retorcido, permitió que David usara el portal que había construido, pero no sin antes jurar que lo seguiría. David regresó a su universo, donde su verdadero padre, Superman, lo recibió con los brazos abiertos. A pesar de la extraña experiencia, David estaba feliz de estar en casa. Pero, como una sombra persistente, el peligro nunca se había desvanecido del todo. Ultraman, viendo a David partir, juró que no descansaría hasta destruir a Superman y reclamar a David solo para él. El joven sabía que la batalla no había terminado y que debía estar siempre preparado para proteger a quienes amaba, incluida la figura de su verdadero padre, el héroe que siempre lo había cuidado.