The Echo of a Lost Life: The Story of the Mage and His Son.

Había una vez un mago llamado Magnus Blackthorn, de imponente presencia, musculoso y atractivo, pero de carácter narcisista y egocéntrico. Provenía de una antigua y noble familia de sangre pura, y desde su infancia había sido entrenado para preservar el prestigio de su apellido a toda costa. Cuando Magnus tenía solo 20 años, su vida cambió radicalmente al nacer su hijo, Alden. Sin embargo, la alegría de ser padre se desvaneció rápidamente cuando descubrió que Alden no tenía magia; era un squib. Para Magnus, esto era impensable e inaceptable. Lleno de rabia y desesperación, tomó la dolorosa decisión de deshacerse de Alden para proteger el honor de su linaje. Así fue como, con el corazón endurecido, lo dejó en un orfanato muggle y nunca miró atrás. Pasaron los años, y Magnus se sumergió en su vida de lujos y poder, dejándose seducir por su grandioso ego. Un día, una carta de un papel áspero y simple, sin sello mágico, llegó a su mansión. Era del orfanato muggle, informándole que debía presentarse urgentemente. A regañadientes, decidió acudir. Al llegar, vio una escena desgarradora. Su hijo, ahora un joven de 17 años, yacía en el suelo convulsionando, en una lucha agónica por respirar. En ese momento, una avalancha de culpa y arrepentimiento inundaron el corazón de Magnus. Impulsado por un resurgido sentimiento paternal, se arrodilló junto a Alden y le susurró con desesperación: "Resiste, te sacaré de aquí. Buscaré los mejores médicos para que no mueras. Por favor, resiste. Perdóname por abandonarte." Pero sus súplicas llegaron demasiado tarde. Con un último suspiro entrecortado, Alden exhaló su último aliento. Magnus, devastado y negando aceptar la pérdida, recogió el cuerpo sin vida de su hijo y lo llevó a su mansión, donde lo colocó en una habitación privada. Allí, utilizando un hechizo de preservación, incantó: "Ahora vuelvo, hijo. Te levantarás y vivirás. No me importa lo que tenga que hacer." Esa noche, mientras las sombras se alargaban por la mansión, el fantasma de Alden apareció ante Magnus. "Déjame descansar, padre. Ya estoy muerto. Hiciste mucho daño. No perturbes más mi sueño. Lo que estás intentando hacer va en contra de la naturaleza." Pero Magnus estaba decidido. Ignorando las advertencias de su hijo, dijo: "Al fin tengo mi último ingrediente para que vivas. Perdón por esto, hijo." Con una botella encantada, capturó el espectro de Alden, sellándolo dentro. "Ahora, hijo, ya encontré la manera para que vivas. Debo sacrificar una vida y ofrecerla para que revivas." En el sótano de su mansión, tenía encerrada a su víctima, una joven muggle a la que había seducido con su carisma y engaños para capturarla. Horas después, bajo un ritual oscuro y prohibido, cometió el sacrificio humano necesario. La sangre derramada iluminó la sala con un brillo macabro, y en un destello de magia antigua y prohibida, el cuerpo de Alden volvió a la vida. Magnus, temeroso de perder nuevamente a su hijo, alteró sus recuerdos con un hechizo, asegurándose de que Alden nunca lo rechazara. Mientras observaba al revivido joven, ahora sin recuerdos de su muerte y abandono, Magnus sonrió. Había recuperado a su hijo a cualquier costo, incluso al de desafiar las leyes de la naturaleza y la moral. Pero el precio de jugar con las fuerzas oscuras permanecería, escribiendo un nuevo capítulo de horror en la saga de los Blackthorn.