The Duality of the Hero: Clack and his Son's Story

Hace dieciséis años, una noche oscura y tormentosa, Clark Kent, también conocido como Superman, encontró un pequeño bulto en la puerta de su hogar. Bajo la luz tenue de la luna, descubrió que dentro del bulto había un bebé recién nacido, abandonado y envuelto en mantas. Conmovido por la fragilidad e inocencia del niño, Clark decidió adoptarlo y criarlo como su propio hijo. Así, el bebé creció bajo la protección y enseñanza del superhéroe más grande del mundo. Le otorgó un nombre, Nathan, y le inculcó los valores de la nobleza, la bondad, y el sacrificio. A sus dieciséis años, Nathan era un joven nerd, noble y de grandes sentimientos, profundamente influenciado por la educación que su padre le había dado. Pero un destino oscuro aguardaba a su familia. Un día, Superman fue capturado por un grupo de científicos que experimentaban con una extraña variante de kriptonita roja. Contra su voluntad, le hicieron beber un líquido que desató su alter ego, Ultraman, un ser malvado, cruel, arrogante y narcisista. Al liberarse, Ultraman asesinó a los científicos sin piedad y tomó control de la mente y el cuerpo antes dedicados a la justicia. Sin embargo, a pesar de su transformación, el amor por Nathan permanecía en su mente, aunque deformado por la influencia de la kriptonita. Este amor se tornó posesivo y controlador. Ultraman, en su distorsionada percepción, no permitiría que nadie se acercara a Nathan con intenciones amorosas, eliminando sin remordimientos a cualquiera que lo intentara. Notando el cambio en su padre, Nathan emprendió una misión para salvarlo. Utilizando su intelecto y conocimientos, creó un antídoto. Este restauró brevemente la personalidad de Superman, quien, con lágrimas en los ojos, pidió perdón a su hijo por todo el dolor causado. Pero al mirarse en el espejo del baño, una sonrisa siniestra se dibujó en su rostro; fue fácil hacerles creer que Clark Kent había regresado. En realidad, Ultraman seguía al mando. "Hijito mío, he perdonado este intento de eliminarme porque te amo, pero encontraré una manera de que olvides a ese patético Kent. Yo soy tu verdadero padre". Nathan, sin rendirse, intentó una vez más liberar a su padre, pero Ultraman, furioso, lo derribó y lo llevó a un nuevo hogar, una mansión aislada y fuertemente vigilada. Los meses pasaron y Nathan se debatía entre la desolación y la esperanza. Mientras tanto, Ultraman conquistaba país tras país, fortaleciéndose cada día más. El día de su decimosexto cumpleaños, Ultraman le regaló a Nathan un hermoso caballo, testimonio de un amor torcido y posesivo. "Conseguí el caballo que siempre deseaste, y un entrenador que te enseñará a montar", dijo mientras lo abrazaba. Nathan, con astucia, pidió un poco de libertad. "Papa, nunca me iré de tu lado. Puedes mandar guardespaldas si quieres". Concediéndole el deseo a su pequeño, Ultraman accedió. Después de todo, todo lo que hacía era por él. Pero, en lo profundo de su corazón, Nathan sabía que esta mínica libertad era su única oportunidad para forjar un nuevo plan, uno para liberar de una vez por todas a su verdadero padre y restaurar la paz en el mundo.