The Dark Truth of Nick Walker-1

**El Rey de Corazones** Nick Walker era conocido en el mundo del fisiculturismo por su atractivo físico, sus imponentes músculos y su evidente ego. A sus 30 años, él era un ícono en el gimnasio y un entrenador demandado en la prestigiosa preparatoria St. Gregory, donde solo asistían los hijos de las familias más ricas. Sin embargo, Nick escondía un secreto profundo y oscuro: tenía un hijo de 14 años, James, quien no solo era físicamente opuesto a él – débil, nerd y un completo perdedor según los estándares de Nick – sino también una vergüenza constante para su ego gigante. Nick sufría una gran vergüenza por James y no perdía la oportunidad de hacérselo saber, tanto en su casa como durante las clases de gimnasia en la escuela. James, en silencio, llevaba una carga mucho más pesada que la humillación constante que sufría. Padecía una grave enfermedad cardíaca que, sin un trasplante de corazón, pronto le quitaría la vida. Había mantenido su condición en secreto, soportando cada día con la esperanza de encontrar al menos un momento de felicidad antes de su inevitable fin. Una fatídica tarde, durante una clase de gimnasia, Nick decidió llevar su bullying más allá de los límites aceptables. James, ya cansado y quebrantado, se levantó con una voz temblorosa y las lágrimas corriendo por sus mejillas, exclamando: — ¡Me iré de este infierno, no puedo seguir conviviendo con monstruos! Nick, cegado por la furia y la vergüenza que le causaban esas palabras, lo tomó brutalmente y comenzó a golpearlo sin compasión. De pronto, James cayó al suelo, inmóvil. Por primera vez, Nick sintió un latigazo de culpa y remordimiento en su corazón. En pánico, lo llevó al hospital, donde descubrió la enfermedad de su hijo y la necesidad urgente de un trasplante de corazón. La noticia de que James había caído en coma y la sugerencia de los médicos de desconectarlo fueron un golpe devastador para Nick. Negándose a aceptar esa realidad, Nick decidió llevar a James a casa, contratando una enfermera y a un cirujano experto en trasplantes de corazón por una fortuna. Una noche, mientras sostenía la mano de su hijo, susurró con voz quebrada: — Perdóname, hijo. Lamento haberte hecho tanto daño. No permitiré que mueras, no dejaré que esto termine así. Papá encontrará un corazón para ti. Así empezó la doble vida de Nick. Por las noches, salía a cazar a jóvenes sanos y atléticos, arrancándoles el corazón y llevándolos al cirujano con la esperanza de que uno resultara ser el adecuado para su hijo. En el bajo mundo, comenzó a conocerse como el Rey de Corazones, pero en el mundo común, nadie sabía quién estaba detrás de esos atroces crímenes. Seis meses pasaron, llenos de terror y muerte. La cantidad de jóvenes desaparecidos aumentaba, y la paranoia crecía en la comunidad. Sin embargo, la determinación de Nick no tambaleaba. Finalmente, encontró el corazón perfecto. Los días siguientes al trasplante estuvieron llenos de tensión, pero cuando James finalmente despertó y vio a su padre mirándolo con afecto y amor, algo en su corazón se ablandó. Decidió darle una oportunidad y lo perdonó. El cirujano, al ver cumplido su deber, se acercó a Nick y expresó su deseo de regresar a su hogar. — He cumplido con mi deber, señor. Su hijo está vivo, ahora debo volver a mi hogar —dijo con una voz temerosa y respetuosa. Nick, acariciando la pistola en su cinturón, se acercó lentamente al cirujano. — Estoy agradecido por tu trabajo, pero no puedo dejar testigos. Los secretos deben mantenerse, y no debo dejar a nadie que pueda revelar quién es el Rey de Corazones —dijo antes de asesinar fríamente al cirujano y arrancarle su corazón. Esa noche, Nick se sentó junto a la cama de James, observándolo dormir tranquilamente. — Siempre estaremos juntos, hijo —susurró—. Por ti, soy capaz de todo. Nunca sabrás que eres el hijo del Rey de Corazones, ni conocerás mis crímenes. Eres mío y solo mío —dijo con una voz posesiva, mientras acariciaba el cabello de James—. Descansa, papá cuidará de ti. Y en cuanto a tus bullies, ya me encargué de ellos. Disfruté torturándolos y arrancándoles el corazón. Eso les pasa por hacerte daño, mi pequeño príncipe. Nick besó la frente de James y salió silenciosamente de la habitación, satisfecho de que su hijo estuviera seguro, aunque su alma se hubiera convertido en la más terrible oscuridad.