The Dark Melody of Toxic Love

Había una vez un joven de nombre Lucas. Tenía 16 años y era un chico de buenos sentimientos, nerd y físicamente débil. Su vida, sin embargo, estaba lejos de ser ideal. Vivía con su padre, un hombre atractivo, musculoso y narcisista de nombre Víctor, que se ganaba la vida como actor y modelo. Víctor tenía 32 años y siempre había sido el centro de atención, algo que exacerbaba su ego. A pesar de su fama y éxito, Víctor despreciaba a su propio hijo. Lucas había sido entregado a su padre por su madre cuando era apenas un bebé. En ese entonces, Víctor lo adoraba y hacía todo lo posible para salir adelante por el bien de su hijo. Sin embargo, la fama y la vanidad pronto lo corrompieron. Se olvidó de su responsabilidad como padre y comenzó a tratar a Lucas como a un criado, constantemente diciéndole que era un estorbo y que desearía que nunca hubiera nacido. En la escuela, la vida de Lucas no era menos dolorosa. Sufría bullying por ser diferente, pero el peor acoso venía de su propio hogar. Cada día escuchaba esas palabras hirientes de su padre, cada vez más convencido de que era un peso innecesario en la vida de Víctor. Un día, mientras Víctor estaba en su casa con Lucas, unos hombres armados irrumpieron en la mansión. Eran mercenarios contratados por una examante despechada de Víctor, alguien a quien había usado y después olvidado. En el caos que siguió, uno de los hombres apuntó directamente a Víctor. Sin pensarlo dos veces, Lucas se lanzó frente a la bala que estaba destinada a su padre y cayó al suelo, herido de gravedad. Fue en ese momento de desesperación y crisis cuando Víctor sintió una ola de arrepentimiento. Vio a su hijo sacrificar su vida por él, a pesar de años de maltrato y desdén. Lloró y suplicó, pidiendo perdón por todo el daño que le había hecho. Milagrosamente, Lucas sobrevivió y, en su lecho de hospital, pronunció pocas pero poderosas palabras: "Te perdono, papá". Decidieron darle una nueva oportunidad a su relación, y por un tiempo, pareció que habían encontrado un camino hacia la reconciliación. No obstante, pronto quedó claro que el narcisismo y el egoísmo de Víctor eran una carga pesada. Su amor por Lucas se tornó tóxico. No toleraba que nadie más ocupara un lugar en el corazón de su hijo, y sus celos comenzaron a manifestarse de maneras peligrosas. Cada vez que un chico se interesaba en Lucas, el padre estallaba en furia. Esta locura y posesividad culminaron en violencia, llevándolo a asesinar a los pretendientes de su hijo. Tras cada crimen, Víctor tomaba una foto de Lucas y susurraba con fervor. "Otro estorbo eliminado. Ninguno entendió que debían alejarse de ti. Eres mío, y solo mío." Con el tiempo, Lucas comenzó a darse cuenta de la gravedad de la situación. Su amor por su padre y su deseo de tener una relación sana se desmoronaron con la realidad de los crímenes de Víctor. Finalmente, había perdido no solo a sus potenciales amigos y parejas, sino también cualquier esperanza de tener una vida normal. Víctor fue atrapado por la ley, pero el daño ya estaba hecho. Lucas, aunque libre del control y la violencia de su padre, quedó marcado por los años de abuso y la horrenda verdad de los crímenes cometidos. Con el tiempo, a través de terapia y apoyo, comenzó a reconstruir su vida. Sin embargo, la sombra de su padre siempre permanecería, recordándole el precio del amor tóxico y la necesidad de buscar sanación lejos de la opresiva figura paterna que tanto lo había maltratado.