The Dark Melody of Possessive Love

Una tarde lluviosa, bajo el gris cielo de una ciudad ocupada, Alex, un adolescente de 14 años, se sentaba en el borde de la ventana de su habitación. Era un muchacho con gafas grandes, cabello desordenado y delgado como una cerilla. Aunque su aspecto no llamaba la atención, su corazón era inmenso y puro. Vivía en una mansión con su padre, un magnate atractivo y musculoso, y sus dos hermanos mayores de 17 años, quienes compartían la altiva personalidad de su padre. Alex siempre había sido víctima del desprecio y el bullying por parte de su familia. Su padre, Leonardo, de solo 32 años, era un hombre narcisista y egocéntrico, más interesado en sus negocios y su apariencia que en comprender a su sensible hijo menor. Sus hermanos, Marcos y Federico, reflejaban la arrogancia y el ego de su padre, y tomaban placer en hacer sentir pequeño a Alex. A pesar del dolor constante, Alex nunca dejó que el odio entrara en su corazón. Amaba a su familia profundamente, aun cuando ellos no le correspondían. Pero Alex tenía un secreto, un don que su familia ignoraba: podía ver el futuro. Sus visiones a menudo eran nebulosas, pero claras cuando más lo necesitaba. Una noche, tuvo una aterradora visión. Vio a su padre y a sus hermanos peleando furiosamente por causa de una mujer, y en la trifulca, uno de sus hermanos moría. Determinado a evitar la tragedia, Alex observó con atención a su familia. Pronto, una mujer apareció en sus vidas, una seductora mujer que conquistó el corazón de su padre y de cada uno de sus hermanos. Irene, la mujer, era tan carismática como bella, y en poco tiempo, los tres hombres de la casa estaban presos de su encanto. Una noche, Leonardo presentó a Irene a sus hijos como su prometida durante una cena elegante. El ambiente, que inicialmente era festivo, se tornó rápidamente tóxico. Marcos y Federico se levantaron de sus asientos casi al mismo tiempo, reclamando furiosos: "Padre, no te vas a casar con mi chica." La situación se salió de control. Los insultos volaron, y los tres hombres se enzarzaron en una lucha violenta. Alex, con miedo reflejado en sus ojos, intentó calmar a su padre y a sus hermanos, sin éxito. Se acercó a Irene con valor y le dijo: "¿Estás feliz? Lograste destruir esta familia, pero escucha mis palabras: todo el daño que hacemos, se nos regresa." En medio del caos, Leonardo sacó una pistola. El pánico colmó el ambiente, y al ver que apuntaba a uno de sus hermanos, Alex se interpuso. Un disparo resonó en la mansión, y Alex cayó al suelo herido. Irene, asustada, huyó del lugar. Leonardo, al ver lo que había hecho, se sintió abrumado por la culpa y el arrepentimiento. Marcos y Federico corrieron hacia su hermano menor en un torbellino de emociones y desesperación. "Resiste, hermano. Perdónanos por todo lo que te hemos hecho," rogaban sus hermanos. Leonardo, abrumado por el remordimiento, le suplicaba: "Hijo, por favor, resiste y perdóname." Con una débil sonrisa, Alex dijo: "Los perdono. Ya me puedo ir tranquilo. Encuentren consuelo. Adiós." Con esas palabras finales, su vida se extinguió. La tragedia cambió para siempre a la familia. Leonardo fue condenado a prisión, y gracias a su buena conducta, le otorgaron el arresto domiciliario. Marcos y Federico se hundieron en la culpa y la depresión. El dolor de perder a Alex era insoportable, y la familia se desmoronó sobre sí misma. Incapaz de soportar el sufrimiento y la culpa, Leonardo llamó a sus hijos y les dijo: "Mientras estuve en prisión, uno de mis compañeros me dio la solución a nuestros problemas. Podemos recuperarlo. Podemos tenerlo de vuelta." Desesperados y poco conscientes de las consecuencias, Leonardo invocó al demonio. "Pido que mi hijo regrese con vida. Haremos lo que sea para tenerlo con nosotros." El demonio sonrió siniestramente. "¿Lo que sea, dices? Está bien. Volverán al momento en que ibas a disparar. No lo harás, pero como haces un pacto conmigo, tú y tus hijos serán mis instrumentos. Tú serás mi anticristo, y tus hijos serán tus aliados. A partir de este momento, perderán todos los patéticos sentimientos humanos de bondad y amor, pero amarán a Alex de una manera posesiva y dominante, como es nuestra naturaleza malvada." Leonardo aceptó, impulsado por el amor distorsionado hacia su hijo. Automáticamente, él y sus hijos se convirtieron en entidades de maldad y oscuridad. Cuando Alex volvió a la vida, su familia había cambiado drásticamente. Sus hermanos y su padre eran ahora amorosos y protectores con él, pero la crueldad y la posesión se manifestaban hacia el exterior. En la preparatoria, Alex comenzó a notar los cambios. Sus hermanos, ahora más egocéntricos y sádicos, se aseguraban de que Alex fuera tratado con deferencia, incluso si eso significaba la desaparición misteriosa de aquellos que se acercaban demasiado a él. Los maestros y compañeros que lo felicitaban o intentaban ser amigos, desaparecían al día siguiente. Los dos hermanos demoníacos se aseguraban de que nadie se interpusiera entre ellos y su protegido hermano menor. En casa, el padre de Alex era obsesivamente posesivo. Celoso, asesinó a la nana de toda la vida de Alex, convencido de que ella quería apartarlo. "Al fin me deshice de ti. Querías robarme a mi hijo y no lo permití," fueron sus frías palabras. Alex, atrapado en esta encrucijada, no entendía la completa oscuridad que rodeaba a su familia. Mis hermanos y mi padre... parecen diferentes, pensaba. Me aman, pero... El amor se había convertido en una torcida y posesiva sombra de lo que solía ser. Al final, Alex permaneció bajo el yugo de la demoníaca trinidad, ignorante del precio oscuro que habían pagado sus hermanos y su padre para traerlo de vuelta. Sin embargo, su corazón puro seguía siendo una tenue luz en la vasta oscuridad que ahora lo rodeaba, un recordatorio de lo que es el verdadero amor y sacrificio, y una esperanza de redención aún por descubrir.