The Dark Inheritance: Blood Ties and Revenge

Había una vez un hombre llamado Alejandro, un ser de extraordinaria belleza y una musculatura que invitaba a la admiración. Su carácter narcisista y egocéntrico no permitía que nadie cuestionara su perfección, o al menos la perfección que él mismo proyectaba. Alejandro, a pesar de que muchos veían en él un espejo de éxito y confianza, cargaba con un trágico y doloroso pasado. A los 15 años, su novia, en un acto de dolor y valentía, perdió la vida al dar a luz a su hijo amado, Carlos. A lo largo de los años, Alejandro construyó un imperio, amasando una fortuna que le brindaba una vida de lujo y excesos. Se dejaba llevar por el trabajo y por las numerosas mujeres que se disputaban su atención en la empresa, todas deslumbradas por su presencia imponente. Sin embargo, en medio de su éxito, Alejandro relegó a su hijo Carlos al olvido, humillándolo y despreciándolo por no compartir ni su fuerza ni su apariencia. Carlos, un joven nerd y frágil, soportaba en silencio el bullying y las humillaciones constantes por parte de Alejandro, su propio padre. Una noche, mientras Alejandro interactuaba apasionadamente con una mujer en la intimidad de su oficina, esta reveló su verdadera naturaleza: una vampiresa seductora e impulsiva. En un acto de deseo y hambre, mordió a Alejandro, transformándolo en un vampiro. Desde ese momento, Alejandro comenzó a llevar una doble vida, dominado por sus nuevos instintos y sed de sangre. Presa de su sed, Alejandro comenzó a acechar mujeres en callejones solitarios de la ciudad, matándolas sin piedad. Una de esas noches, mientras estaba a punto de cometer otro asesinato, Carlos, quien había seguido a su padre, se interpuso valientemente. A pesar de sus esfuerzos, no pudo salvar a la mujer inocente. Cuando Alejandro se dispuso a atacar a Carlos, algo profundo se removió en su interior. Al percibir el aroma de su hijo, exclamó: "Cría, no te lastimaré, eres mi cría y solo mía." Su conexión con Carlos se volvió instantánea, tomándolo y llevándolo volando a la mansión familiar. Desde esa noche, Carlos notó un cambio en su padre. El amor y el cariño, aunque posesivos y enfermizos, sustituyeron el desprecio y el odio. Sin que Carlos lo supiera, Alejandro había visto sus recuerdos y supo del sufrimiento y el bullying que su hijo había soportado. Bajo la influencia de su nueva naturaleza vampírica, Alejandro se lanzó en una misión de venganza, torturando y matando a cada persona que había lastimado a Carlos. Enterado de los asesinatos, Carlos intentó huir, horrorizado por los actos de su padre. Pero Alejandro lo detuvo rápidamente y le advirtió con frialdad: "Si me abandonas, mataré a cada persona en esta ciudad para encontrarte. ¿Eso quieres ver, patéticos humanos muertos mi pequeña cría?" Carlos, desesperado por evitar más muertes inocentes, accedió a quedarse a su lado, pero con una condición: que Alejandro no matara más inocentes. Alejandro, dominado por sus instintos posesivos, juró cumplir la promesa y lo abrazó protectoramente, sellando el destino de ambos en un siniestro y secreto pacto de amor y oscuridad. Y así, padre e hijo se embarcaron en una nueva vida juntos, unida por un lazo oscuro y retorcido, donde el amor y la protección se fundían con la amenaza y la violencia, en un equilibrio tan frágil como la propia naturaleza humana que ambos compartían.