The Cursed Legacy of a Vampire

**Una Oscura Transformación** Axel, un hombre de 30 años, era conocido por su atractivo físico y sus impresionantes músculos. Sin embargo, su personalidad ególatra y narcisista lo hacía insoportable para muchos. Desde que quedó viudo a los 15 años tras la muerte de su novia al dar a luz a su hijo, Axel se sumergió en su trabajo y en una interminable sucesión de amantes que estilaban a lo largo de su empresa, descuidando por completo a su hijo, Lucas. Lucas, un joven de 15 años, era todo lo contrario a su padre: delgado, un nerd apasionado por la ciencia y frecuentemente objeto de las crueles burlas y humillaciones de Axel. El hombre no dudaba en hacerle la vida difícil a su hijo, despreciándolo por no ser tan fuerte y carismático como él. Una noche, mientras Axel disfrutaba la compañía de una mujer deslumbrante en su opulenta mansión, descubrió que no era una mujer ordinaria. Sin previo aviso, la mujer, que resultó ser una vampiresa, lo mordió impulsivamente y lo convirtió en vampiro. La vida de Axel cambió drásticamente desde aquel día. Sin revelar su nuevo estado a nadie, comenzó a llevar una doble vida. No podía controlar sus instintos y empezó a cazar y matar mujeres en callejones solitarios. La sed de sangre lo dominaba, pero también lo fortalecía y le explotaba el sentido de poder. Lucas, al notar los comportamientos extraños de su padre, decidió seguirlo una noche. Lo encontró justo cuando Axel estaba a punto de asesinar a una víctima inocente. Intentó intervenir, pero llegó demasiado tarde. Axel, reconociendo el aroma de su hijo, detuvo su ataque. —Cría, no te lastimaré. Eres mi cría y solo mía—dijo Axel, estando casi en trance. Sin esperar respuesta, tomó al joven y, con habilidad vampírica, se lo llevó volando a la mansión. Lucas, aterrorizado y confundido, comenzó a ver a su padre de una forma completamente diferente. Axel ahora lo miraba con un amor y una posesividad enfermiza. Esa noche, Axel se adentró en los recuerdos de su hijo y experimentó todo el dolor y el bullying que Lucas había sufrido. Con una furia incontrolable, Axel decidió vengarse. Uno por uno, los que alguna vez se habían burlado de su hijo, fueron torturados y brutalmente asesinados. Cada instinto vampírico le dictaba que debía proteger a su cría a cualquier costo. Lucas se horrorizó al descubrir los crímenes de su padre y planeó huir. Pero Axel lo descubrió antes de que pudiera poner un pie fuera de la mansión. —Si me abandonas, mataré a cada persona en esta ciudad para encontrarte. ¿Eso quieres? ¿Ver patéticos humanos muertos? ¿Mi pequeña cría?—amenazó Axel, con una mezcla de locura y devoción. Lucas, con el corazón destrozado, entendió que la única forma de evitar más muertes era aceptar el destino que le había tocado. —Me quedo—murmuró, sintiendo una opresiva tristeza—. Me quedo si me prometes que no matarás inocentes. Axel, con una mirada que mezclaba profundo amor y un enfermizo celo, asintió y lo abrazó posesivamente. Desde entonces, la relación entre ellos fue una extraña coexistencia, gobernada por la promesa de Axel y la resignación de Lucas. La mansión se convirtió en su refugio, un lugar donde la oscuridad y el amor se entrelazaban en una danza macabra. Axel hacía todo lo posible por mostrar que, pese a su monstruosidad, aún conservaba algo que él consideraba amor, aunque distorsionado por su naturaleza vampírica. Y Lucas, en su temor y desesperanza, aceptó su destino, viviendo en una constante batalla entre el cariño paternal y el terror.