Silent Chains

Era una noche lluviosa en la ciudad de Nueva York, una de esas noches en las que la lluvia parecía borrar las huellas de todos. David Chocarro, un destacado actor y modelo conocido por su atractivo físico y arrogante personalidad, estaba en su apartamento de lujo esperando una llamada importante. Nadie en su mundillo de lujos y apariencias sabía que David tenía un secreto muy oscuro: un hijo de 15 años, al que había ocultado del mundo. Para David, su hijo era una vergüenza, una mancha en su impecable récord de éxito y perfección. Lo presentaba ante sus conocidos como un simple ahijado. El nombre de su hijo era Lucas, un chico frágil, tímido y profundamente nerd. Lucas, a diferencia de su padre, no poseía una apariencia capaz de deslumbrar a nadie, ni una personalidad arrolladora. Naturalmente, en la preparatoria donde asistía era el blanco perfecto para los bullies que lo acosaban diariamente, haciéndole la vida un infierno. David, cegado por su ego y narcisismo, se ensañaba con su propio hijo; lo trataba con crueldad, ridiculizándolo y haciendo que Lucas sintiera que no valía nada. Las palabras hirientes y burlas constantes de su padre retumbaban en la mente del joven incluso cuando estaba en la escuela, donde lo esperaban más tormentos. Una tarde, después de un día especialmente desastroso en la escuela, Lucas regresó a casa con la firme decisión de acabar con su sufrimiento. Abatido y sin esperanza, recurrió a una sobredosis de pastillas. Cuando David lo encontró, casi sin vida, algo inesperado se rompió dentro de él: por primera vez, sintió culpa y arrepentimiento. La rápida intervención médica logró salvar la vida de Lucas, pero el joven cayó en un profundo coma. A partir de ese momento, David Chocarro se convirtió en una sombra de lo que solía ser. Pasaba días enteros al lado de la cama de hospital de su hijo, rogándole que despertara, prometiéndole que cambiarían sus vidas, que comenzarían juntos de nuevo. "Hijo, despierta, te extraño. Perdóname todo el daño que te he hecho. Esta vez comenzaremos los dos una nueva vida," le susurraba, con lágrimas en los ojos. Mientras Lucas permanecía en su estado comatoso, David empezó a reorganizar su vida y a reflexionar sobre sus errores. Un día, en el hospital, encontró el diario de Lucas escondido entre sus pertenencias. Lo abrió y comenzó a leer. Página tras página, el sufrimiento del joven quedó expuesto: el bullying despiadado en la escuela, las humillaciones constantes, y los destrozos emocionales infligidos por quienes se habían aprovechado de su vulnerabilidad. La sangre de David hervía con cada palabra que leía. "Papa les enseñará una lección a esos malnacidos. Nadie lastima a un Chocarro sin sufrir las consecuencias," juró David en voz baja, sintiendo una fiebre vengadora crecer en su pecho. En cuanto a las chicas que rompieron el corazón de Lucas, hizo una promesa oscura: "Yo haré que