Shrek's Enchanted Body

En un reino muy, muy lejano, la vida de Shrek y del Príncipe Encantador iba a cambiar para siempre debido a las maquinaciones de una bruja desairada. La bruja, de nombre Morgana, llevaba años planeando su venganza contra el Príncipe Encantador. Aquel arrogante noble la había humillado públicamente por su apariencia, burlándose de ella ante la corte del Reino Muy, Muy Lejano. Tras años de recitar conjuros y acumular poder, Morgana finalmente encontró el hechizo perfecto para su venganza: un intercambio de cuerpos. Una noche de luna llena, mientras Shrek y el Príncipe Encantador dormían en sus respectivos aposentos, Morgana lanzó su hechizo. Un aura mística envolvió ambos cuerpos, y al amanecer, el intercambio estaba completo. Shrek despertó sintiéndose diferente. Su piel ya no era verde y rugosa; en cambio, era suave y bronceada. Al observarse en un espejo, se quedó sin palabras al verse envuelto en el poderoso y atractivo cuerpo del Príncipe Encantador. Al principio, Shrek estaba abrumado por el cambio. Su primera intención fue regresar a su ciénaga y a su familia, pero no podía negar el creciente interés y placer que sentía mientras se admiraba a sí mismo. Pasaba horas flexionando sus nuevos músculos y disfrutando del reflejo que le devolvía el espejo. Por otro lado, el Príncipe Encantador, que ahora habitaba el cuerpo del ogro verde, despertó horrorizado. No podía creer que su arrogancia y narcisismo lo hubieran llevado a esta pesadilla. Encantador, sintiéndose atrapado y desesperado, juró hacer cualquier cosa para recuperar su cuerpo perfecto. Sabía que debía encontrar a Morgana y obligarla a deshacer el hechizo. Mientras tanto, la relación entre Fiona y Shrek en el cuerpo del Príncipe Encantador se tornaba complicada. Fiona notaba el cambio en la conducta de Shrek. Aunque él intentaba ocultar su creciente vanidad, sus constantes admiraciones frente al espejo y la desatención hacia ella y sus hijos la desconcertaban. Pronto, Shrek empezó a disfrutar de las ventajas de su nuevo físico y comenzó a alejarse emocionalmente de su familia, valorando más la perfección de su nueva apariencia. Encantador, en el cuerpo de Shrek, usó su astucia para localizar a Morgana. Tras arduas negociaciones y promesas, logró encontrarla en su escondite. Pero Morgana, satisfecha con su venganza, se negó a revertir el hechizo. Lleno de ira y frustración, Encantador no tuvo otra opción que confrontar a Shrek directamente. Finalmente, Shrek, ahora completamente adaptado a su nuevo yo, y tras haber saboreado las mieles de la perfección física y las ventajas sociales que conllevaba, se negó a revertir el intercambio. Los dos rivales entendieron que estaban en un punto sin retorno. Así, el verdadero Encantador continuó su existencia en el cuerpo del ogro, tratando de reconstruir su vida con humildad aprendida a la fuerza, mientras Shrek, embriagado por la perfección física, navegaba en su nueva realidad con vanidad y desdén, perdiendo poco a poco el contacto con quienes alguna vez le importaron de verdad. En el reino muy, muy lejano, se forjaban así dos destinos cruzados por la magia y la vanidad observados a la distancia por una Morgana que al fin sonreía por su venganza cumplida.