Shrek y el Encantador del Amor

Había una vez, en un reino encantado, un príncipe llamado Encantador, quien era conocido por su atractivo, su musculatura impresionante, su egolatría y su narcisismo. Encantador había perdido a la princesa Fiona frente al ogro Shrek y, en su corazón lleno de resentimiento, decidió que haría cualquier cosa para cambiar su destino. Un día, Encantador se encontró con el astuto y tramposo Rumpelstiltskin. El malicioso Rumpelstiltskin le ofreció un trato: cambiar un día del pasado para modificar su destino. Encantador aceptó sin dudarlo y pidió que Shrek y Fiona nunca se hubiesen conocido. Al segundo siguiente, Encantador se encontraba en un palacio grandioso, pero no estaba solo. Abrió los ojos y allí, abrazándolo en la cama, estaba el mismísimo ogro Shrek. Era su nueva realidad: Shrek y él estaban casados. Al principio, Encantador se llenó de determinación para ejecutar su plan de asesinar al ogro. Pero la convivencia diaria con Shrek, quien era de gran personalidad y corazón noble, lo fue cambiando poco a poco. Encantador comenzó a sentir algo que nunca había sentido: amor genuino. Una noche, mientras compartían una intensa noche de pasión, Encantador se dejó llevar por sus emociones. Sosteniendo a Shrek con fuerza, le susurró con tono posesivo: —Nadie te hace sentir como yo, nadie es perfecto en la cama como yo. Eres mío y solamente mío. El vínculo entre Encantador y Shrek se hizo más fuerte e inquebrantable, tanto así que Encantador abandonó por completo su plan original de asesinarlo. En vez de eso, se obsesionó con la idea de conservar su nueva vida a toda costa. Encantador sabía que esta realidad alternativa podría desmoronarse si alguien intentaba revertir el trato con Rumpelstiltskin. Así, Encantador ideó un nuevo plan: impedir que el mundo alternativo se destruyera, y mantener a Shrek a su lado para siempre. Utilizando su astucia y su encanto, aseguró que Rumpelstiltskin no pudiera ser derrotado y que nadie intentara deshacer el trato. El príncipe encubría sus verdaderas intenciones bajo una fachada de amor y cuidado, aunque en lo profundo de su ser, el miedo a perder a Shrek lo mantenía en constante vigilancia. Y así, en este mundo alternativo donde la historia había sido reescrita por un deseo, el príncipe Encantador encontró en el amor que una vez creyó imposible, una nueva razón para vivir, y un nuevo propósito para su astucia y determinación. Vivieron juntos, en una combinación de pasión, posesión y, contra todo pronóstico, verdadero amor.