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Question: Escribe una historia en la que un vampiro atractivo, musculoso,egolatra y narcisista que en forma humana parece de 30 años sino que en realidad tiene 150 años, este vampiro que toda su vida desprecio a su unico hijo de 15 años por ser segun el debil, insignificante, un nerd y no ser tan agraciado.La vida le cobra haciendo que el joven tenga un accidente de transito que ocasiona que caiga en coma. Los medicos desean desconectarlo pero el imponente vampiro por primera vez no lo permite,el arrepentimiento y la culpa lo carcomen, el vampiro se lleva al joven a su mansion se lo lleva volando y lo deposita en una mesa de piedra y le dice no dejare que mueras, papa nunca lo permitira y despues de decirlo sus colmillos salen y muerden al joven. El joven abre los ojos y el vampiro le da a beber sangre de una bolsa de sangre que robo.Pasaron muchos meses y el joven a pesar de ver cambios positivos en su padre, las autoridades al ser notificadas que el joven sufrio maltrato infantil intervinieron y decidieron que el joven ya no podia vivir en un hogar asi.El vampiro nunca permitiria que le quitaran a su hijo, siendo informado por algunos policias comprados por su dinero lo que las autoridades pensaban hacer dijo: primero muerto que permitir que me quiten a mi hijo el es mio y solamente mio. Decidio huir del pais con el joven con otra identidad y con toda su fortuna. El imponente vampiro habia asesinado a los policias que habia comprado cuando supo que lo habian traicionado. Este vampiro tan imponente no le importaria matar con tal de no perder nunca a su hijo.
En el corazón oscuro de la noche, bajo el manto de una luna llena y resplandeciente, emergía una figura de asombrosa belleza y fuerza. Román, un vampiro de 150 años, mantenía una apariencia inmaculada de un apuesto hombre de unos 30 años. Su musculatura era impecable, sus facciones perfectamente esculpidas y, sin embargo, su corazón estaba corroído por el narcisismo y el desprecio. Durante años, su único hijo, David, un adolescente de tan solo 15 años, había sido blanco de sus crueles críticas. Román veía a David como un ser débil, insignificante y carente de gracia. El joven, un nerd de naturaleza bondadosa y una belleza más discreta, nunca logró estar a la altura de las expectativas imposibles de su padre. Un día, el destino golpeó de manera despiadada. David sufrió un grave accidente de tránsito que lo dejó colgando entre la vida y la muerte, inmerso en un coma profundo. Los médicos, después de intentarlo todo, sugerían desconectar las máquinas que lo mantenían con vida. Por primera vez, el imponente vampiro sintió el temblor del arrepentimiento y la culpa. El miedo a perder a su hijo inundó su ser, superando incluso su inmenso ego. Decidido a no ceder al destino, Román se llevó a su hijo a su imponente mansión gótica, solitaria y rodeada de misterios antiguos. A la luz de las velas, depositó a David en una mesa de piedra, la misma que había sido testigo de tantos rituales oscuros a lo largo de los siglos. Con el alma cargada de promesas y culpas, Román susurró: "No dejaré que mueras. Papá nunca lo permitirá." Sus colmillos se extendieron lentamente antes de morder la suave piel del cuello de su hijo, infundiendo su veneno vampírico. David abrió los ojos, una mezcla de sorpresa y aceptación en su mirada. Román sacó una bolsa de sangre robada y la ofreció a su hijo, quien la bebió con necesidad recién descubierta. Con el paso de los meses, David atravesó una transformación radical. Se adaptó a su nueva realidad y observó cambios positivos en su padre. Román, ahora consciente del daño que había provocado, se esforzaba por reconectar y enmendar su relación. Sin embargo, el mundo humano no descansaba. El eco del pasado oscuro de Román resonó fuerte cuando las autoridades, alertadas por años de rumores de maltrato infantil, intervinieron. Las decisiones legales eran claras: David no podía permanecer en un hogar tan tóxico. Desesperado por conservar lo único que le importaba ahora, Román decidió actuar. Con información confidencial proporcionada por policías comprados, se enteró de los planes en su contra. "Primero muerto que permitir que me quiten a mi hijo. Él es mío y solamente mío," murmuró Román con fiereza. Sin titubear, Román hizo lo impensable. Los policías, que ahora consideraba traidores, encontraron un final violento en sus garras. Desaparecer del mapa se volvió la única opción viable para mantener a su hijo a salvo. Con una nueva identidad y toda su inmensa fortuna, Román y David huyeron del país, sumidos en la noche eterna que era ahora su vida. El imponente vampiro, decidido a no perder nunca más aquello que había aprendido a valorar demasiado tarde, estaba dispuesto a lo que fuera por conservar a su hijo a su lado. Entre las sombras y la mortalidad, Román abrazaba el amor redimido en su frío y milenario corazón, protegiendo a David con una ferocidad insondable incluso para un vampiro de su magnitud. Juntos, padre e hijo se enfrentarían al mundo, huyendo de una existencia que no comprendía ni aceptaba el amor retorcido que finalmente había nacido entre ellos.
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