Shadow of Regret

Era una noche oscura y tormentosa cuando el vampiro Lázaro, conocido por su atractivo sobrenatural y su imponente musculatura, se adentró en el hospital, dejando tras de sí una estela de sombras. Lázaro, a pesar de su apariencia de 30 años, había vivido 150 inviernos, y durante todo ese tiempo había despreciado a su único hijo, Daniel, un joven de 15 años, a quien consideraba débil y sin valor. Daniel era lo opuesto a su padre: introspectivo, amante de los libros y la ciencia, y físicamente poco agraciado. Lázaro nunca había ocultado su desprecio, burlándose de él y considerándolo una vergüenza para su estirpe. Pero todo cambió aquella fatídica noche, cuando Daniel fue víctima de un grave accidente de tránsito y quedó en coma. Los médicos proponían desconectarlo de las máquinas que lo mantenían con vida, pero Lázaro, por primera vez, sintió el peso del arrepentimiento y la culpa. Se negó rotundamente a permitir que su hijo muriera. En un arrebato de desesperación, Lázaro se llevó a Daniel volando hasta su mansión, ubicada en un remoto rincón del bosque. Allí, en una sala oculta tras paredes ancestrales, colocó al joven sobre una mesa de piedra y susurró con voz quebrada: "No dejaré que mueras; papá nunca lo permitirá." Sus colmillos resplandecieron bajo la luz de la luna, y con determinación, mordió el cuello de su hijo. La sangre de Lázaro, fría y eterna, fluyó hacia el joven, quien abrió los ojos lentamente, sintiendo una renovada y extraña vitalidad. Lázaro le dio a beber sangre de una bolsa que había robado del hospital, sellando así la transformación. Meses pasaron y Daniel comenzó a adaptarse a su nueva vida, notando cambios positivos en el comportamiento de su padre. La frialdad y el desdén fueron reemplazados por una vinculación protectora y, en muchos sentidos, obsesiva. Sin embargo, las autoridades, alertadas por el pasado de maltrato, intervinieron, determinando que el joven ya no podía vivir en un hogar tan peligroso. Lázaro, enfurecido y temeroso de perder a su hijo, decidió que nunca permitiría que se lo arrebatáramos. Informado por algunos policías sobornados sobre las intenciones de las autoridades, Lázaro, con la frialdad y la determinación de un vampiro antiguo, susurró: "Primero muerto que permitir que me quiten a mi hijo. Él es mío y solamente mío." La decisión estaba tomada. Con su vasta fortuna y habilidades sobrenaturales, Lázaro hizo arreglos para huir del país con Daniel, adoptando nuevas identidades. La noche en que debían partir, Lázaro se enteró de que los policías sobornados lo habían traicionado, planeando entregarlo a cambio de una recompensa. Sin remordimientos, los eliminó uno por uno, asegurando que nada ni nadie pudiera impedir su fuga. En un avión privado, en el que viajaban con nombres falsos y documentos perfectos, Lázaro y Daniel dejaron atrás su antiguo hogar, rumbo a un lugar donde nadie pudiera encontrarlos. Lázaro, dispuesto a todo por proteger a su hijo, había demostrado que su amor, aunque tardío y retorcido, era tan firme e implacable como su naturaleza inmortal. Y así, en un nuevo destino, el vampiro imponente y su hijo comenzaron una vida encubierta, con Lázaro preparado para hacer lo que fuera necesario para asegurarse de que nunca se los separaran. La culpa y el arrepentimiento seguirían atormentándolo, pero su determinación de ser un buen padre, aunque de formas extremas, lo impulsaría a proteger a Daniel a cualquier costo.