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Question: Escribe una historia en la que un hombre atractivo, musculoso,egolatra y narcisista de 30 años, que toda su vida desprecio a su unico hijo de 15 años por ser segun el debil, insignificante, un nerd y no ser tan agraciado.La vida le cobra haciendo que el joven tenga un accidente de transito que ocasiona que caiga en coma. Los medicos desean desconectarlo pero el imponente hombre por primera vez no lo permite,el arrepentimiento y la culpa lo carcomen sin importar gastar dinero contrata a una enfermera y todos los aparatos para atenderlo en casa. La vida le cobro caro el daño que le hizo a su propio hijo.Pasaron muchos meses y el joven desperto a pesar de ver cambios positivos en su padre, las autoridades al ser notificadas que el joven sufrio maltrato infantil intervinieron y decidieron que el joven ya no podia vivir en un hogar asi.El hombre nunca permitiria que le quitaran a su hijo, siendo informado por algunos policias comprados por su dinero lo que las autoridades pensaban hacer dijo: primero muerto que permitir que me quiten a mi hijo el es mio y solamente mio. Decidio huir del pais con el joven con otra identidad y con toda su fortuna. El imponente hombre habia asesinado a los policias que habia comprado cuando supo que lo habian traicionado. Este hombre tan imponente no le importaria matar con tal de no perder nunca a su hijo.
Aquí tienes la historia: *** Emanuel, a sus 30 años, era un hombre impresionante. Su cuerpo musculoso y bien definido hacía que la gente girara la cabeza al verlo pasar. Su rostro atractivo y su porte autoritario solo incrementaban su ego y narcisismo. Había conseguido todo lo que quería en la vida, excepto una cosa que despreciaba profundamente: su hijo, Lucas. Lucas, de 15 años, era todo lo contrario a su padre. Delgado, con anteojos, un ávido lector y entusiasta de la ciencia, no era ni remotamente agraciado ni físico como Emanuel. Durante años, sufrió el desprecio y la indiferencia de su padre, quien lo consideraba débil e insignificante, un nerd que no valía la pena. Una tarde lluviosa, la vida decidió cobrarle a Emanuel. Lucas sufrió un terrible accidente de tránsito que lo dejó en coma. Los médicos, tras semanas de intentos fallidos por despertarlo, sugirieron desconectarlo. Sin embargo, por primera vez en su vida, Emanuel no lo permitió. El dolor, el arrepentimiento y la culpa lo consumieron. Decidió que haría todo lo necesario para mantener a Lucas con vida. Contrató a la mejor enfermera y adquirió todos los aparatos necesarios para cuidarlo en casa. Emanuel pasó meses a su lado, esperando un milagro. Durante ese tiempo, empezó a reflexionar sobre su vida, sobre los errores que cometió con su hijo, y descubrió una nueva faceta de sí mismo: un padre lleno de amor y preocupación. Cuidaba de Lucas día y noche, rogando al cielo que despertara. Finalmente, el milagro sucedió. Lucas abrió los ojos. Aunque feliz de ver la transformación de su padre, las autoridades, al ser informadas de su maltrato infantil, intervinieron de inmediato. Decidieron que Lucas ya no podía vivir en un hogar así. Emanuel, consumido por el terror de perder a su hijo justo cuando lo había recuperado, se negó a aceptar la decisión. “Primero muerto que permitir que me quiten a mi hijo. Él es mío y solamente mío”, repetía obsesivamente. Con su considerable fortuna, compró a algunos policías para que lo mantuvieran informado. Sin embargo, al descubrir que lo habían traicionado, Emanuel no dudó en asesinarlos. No permitiría que nada ni nadie se interpusiera entre él y Lucas. En una acto desesperado, Emanuel decidió huir del país con Lucas. Cambiaron de identidad y con toda su fortuna a cuestas, escaparon a un lugar donde nunca pudieran ser encontrados. Emanuel sabía que vivirían como fugitivos, pero para él, valía la pena si podía mantener a su hijo a su lado. Lucas, a pesar del horror y miedo por las extremas acciones de su padre, entendía que todo surgía de un amor mal dirigido y recién descubierto. Sin embargo, sabía que su vida nunca volvería a ser normal. Emanuel había cambiado, pero el precio de su cambio sería vivir constantemente huyendo, con el amor y la redención teñidos por la desesperación y la obsesión. El hombre imponente que había pasado su vida despreciando a su hijo, terminó por reconocer su error demasiado tarde, embarrándose en una espiral de acciones desesperadas por no perder aquello que finalmente había aprendido a amar. ***
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