Shadow of Blood: Vampire's Legacy.

En una mansión grandiosa y adornada con lujo, vivía Mateo, un hombre de treinta años que emanaba atractivo y fuerza física. Su vida, sin embargo, había sido marcada por una tragedia a la temprana edad de quince años, cuando su novia falleció dando a luz a su hijo, Samuel. Este evento moldeó a Mateo en un individuo egocéntrico y narcisista, dedicando su vida a crear una fortuna y descuidando a su hijo por completo. La empresa que levantó con esfuerzo fue el telón de fondo de sus múltiples aventuras amorosas y escándalos. Samuel creció en un ambiente de constante humillación y desprecio, especialmente por parte de su propio padre, quien lo calificaba de nerd y debilucho. Era una existencia solitaria para el joven, que encontraba refugio en los libros y la ciencia, áreas en las que sobresalía, pero que no eran valoradas por Mateo. Una fatídica noche, mientras Mateo disfrutaba de una velada con una mujer increíblemente bella, la atmósfera cambió de manera abrupta. La mujer, una vampiresa en secreto, no pudo resistir la tentación y mordió a Mateo, transformándolo en un ser nocturno. Convertido en vampiro, Mateo se entregó a sus nuevos instintos de caza y comenzó a acechar y matar mujeres en callejones oscuros, sintiendo una satisfacción que superaba cualquier placer humano anterior. Samuel, curioso por los comportamientos nocturnos de su padre, decidió seguirlo una noche. Horrorizado, lo vio atacando a una mujer, y aunque intentó salvarla, llegó demasiado tarde. Cuando Mateo se giró para enfrentar al intruso, reconoció a su hijo por su aroma. "Cría, no te lastimaré. Eres mi cría y solo mía", murmuró antes de llevárselo volando a la mansión. La relación entre Mateo y Samuel cambió drásticamente. El padre ahora veía a su hijo con un amor obsesivo y una posesividad extrema. Los recuerdos de Samuel pasaron a ser parte de Mateo, revelando todo el sufrimiento que el joven había soportado a manos de sus compañeros de escuela. Lleno de furia, Mateo decidió vengarse y comenzó una cacería implacable, torturando y matando a cada uno de los bullies de Samuel. Sus instintos vampíricos le dictaban que debía proteger y vengar a su cría a cualquier costo. Cuando Samuel descubrió los crímenes cometidos por su padre, intentó huir, aterrorizado por la perspectiva de más muerte y violencia. Pero Mateo lo interceptó. "Si me abandonas, mataré a cada persona en esta ciudad hasta encontrarte. ¿Eso es lo que quieres, ver patéticos humanos muertos por tu culpa, mi pequeña cría?" Samuel, abrumado por el dilema y la amenaza real, decidió quedarse. “Me quedaré si me prometes que no matarás a inocentes”, exigió con un tono firme, tratando de salvar lo poco que quedaba de su humanidad. Mateo, sorprendentemente, accedió y envolvió a su hijo en un abrazo posesivo. Desde entonces, la mansión se convirtió en un refugio extraño y oscuro, donde el equilibrio entre la vida y la muerte pendía de un hilo tan frágil como el amor enfermizo de un vampiro por su cría.