Romance Sangriento: El Vampiro Egoísta y su Reencuentro con su Hijo Nerd

En la oscuridad eterna de una noche sin luna, reinaba como soberano un vampiro llamado Darius. Darius era egocéntrico y narcisista, su figura apolínea ocultaba los cinco siglos de vida que realmente poseía, ya que en apariencia, solo parecía tener un viril y apuesto hombre de 30 años. A lo largo de su existencia, se abrió paso hasta convertirse en el rey de todos los vampiros, pero su vida experimentaría un cambio sorprendente una noche. Una noche, mientras Darius vagaba en busca de una vítima que alivie su sed, notó a un chico en apariencia corriente, alguien que podría tildarse de "nerd". Estaba a punto de enterrar sus afilados colmillos en la yugular del joven, cuando algo llamó su atención: un peculiar lunar en el rostro del chico. Esto no podría ser una mera coincidencia, ese lunar era específico de la genealogía vampírica de Darius. Intrigado, usó sus poderes para conocer la verdad. El chico confesó que nunca había conocido a su padre y que su madre había sido víctima de un abuso. Al oír esto, Darius sintió un desgarramiento interno. Su comportamiento del pasado, impregnado de arrogancia y egoísmo, había generado una repercusión de la que no era consciente. El "nerd" que pretendía morder era su propio hijo. Darius decidió reconocer al chico como su descendencia y intentar reparar el daño causado. Pero, ¿cómo podría hacerlo? El único modelo de enseñanza que conocía fue el que su propio padre, también un vampiro, le había inculcado hace cinco siglos. Sin embargo, entendió que hoy, sus lecciones debían adaptarse al contexto de su hijo. Darius llevó al chico a su mansión y comenzó su educación "vampírica". Sin embargo, su hijo había expresado su deseo de convertirse en abogado. Admiró el hecho de que el joven tenía aspiraciones académicas y, aunque no compartía su visión de las mejores universidades, decidió apoyarle de todas formas. Su hijo le explicó que desde que se mudó con él, había estado ausente de la escuela secundaria durante una semana. Sus estudios estaban pendientes y su mejor amigo le ayudaba a ponerse al día. Al conocer la existencia de este amigo, Darius insistió en conocerlo. Tras leer sus pensamientos, confirmó que era un verdadero amigo para su hijo. Sin embargo, garantizó que su secreto vampírico permanecería oculto. Dentro de los pensamientos de este amigo, descubrió que su hijo tenía un enemigo, el vástago del director de la escuela. Pero no era eso lo que más perturbaba a Darius. Al parecer, una joven había humillado a su hijo, rompiéndole el corazón. Este hecho agitó una tormenta dentro de Darius. Decidió que esta humana pagaría por sus actos. En una sutil maniobra, hizo que la joven se arrepintiera y rogara por su vida ante su hijo. Darius, a pesar de sus rasgos egoístas y narcisistas, mostró un amor protector hacia su progenie. Demostró tomando partido por su hijo, llevando a la justicia a quien lo dañó, y admitiendo su error pasada, estuvo dispuesto a entrar en una etapa de maternidad insólita para él. Su viaje, aunque contrariamente al narcisismo de su carácter, se centró en la necesidad de reparación con su descendencia, transformando tanto su mundo como el del joven nerd.