"Rey de Corazones: Protección Oscura de un Padre"

Era un frío diciembre cuando Nick Walker se miraba al espejo del gimnasio, admirando su reflejo musculoso y esculpido con cada repaso de sus manos sobre sus bíceps. Nadie podría imaginar que detrás de esa fachada de perfección y arrogancia, Nick guardaba un secreto osado: su hijo Michael. Un adolescente de catorce años, de constitución débil, con gafas que parecían demasiado grandes para su rostro y una inclinación marcada por la ciencia ficción y las matemáticas. Para Nick, Michael era una vergüenza. El propio Nick apenas creía que alguien como él, tan musculoso y admirado, podría haber engendrado a alguien tan "débil" y "mísero" como Michael. Le hacía bullying constante en el hogar, ridiculizándolo cada oportunidad que se le presentaba. Siendo entrenador en una preparatoria de elite, Nick también intimidaba a Michael en la escuela, asegurándose de mantener su secreto bien oculto mientras fortalecía su reinado de terror. Nadie debía saber que aquel "perdedor" era su hijo. Michael, sufriendo en silencio los abusos dentro y fuera de casa, cargaba con un peso aún mayor: una enfermedad cardíaca inminente que, desconocida para Nick, lo mantenía al borde de la muerte. Con su corazón fallando, el joven tan solo deseaba ser feliz en sus últimos días de vida. El día que Michael rompió su silencio fue en una clase de gimnasia, cuando Nick, exacerbado, intentaba humillarlo frente a sus compañeros. —¡No puedo seguir viviendo entre monstruos! —gritó Michael, agotado. Ante sus palabras, Nick, encendiendo su furia, lo golpeó hasta que Michael cayó inconsciente. Viendo a Michael tendido en el suelo, algo cambió en Nick. Por primera vez sintió culpa y remordimiento. Corrió con su hijo al hospital y allí, por primera vez, escuchó la devastadora verdad: Michael necesitaba un trasplante de corazón de inmediato. Desafiando a los médicos, que querían desconectarlo tras caer en coma, Nick se lo llevó a casa. Contrató a una enfermera y a un cirujano experto en trasplantes de corazón. Llorando, abrazando el cuerpo inerte de su hijo, susurró: —Perdóname, hijo. No permitiré que mueras. Papá buscará un corazón para ti. Cada noche, Nick se convertía en el "Rey de Corazones", un asesino despiadado que cazaba jóvenes saludables, arrancándoles el corazón con la esperanza de dar vida a Michael. Sus asesinatos se volvieron una pesadilla en silencio, evitando todo contacto con el mundo exterior que lo había idolatrado. Seis largos meses de cacería, y la cantidad de víctimas crecía. Sin límites, Nick finalmente encontró el corazón perfecto. El día en que Michael despertó, no reconoció al hombre que ahora lo miraba con afecto auténtico. Perdonó a su padre, sin poder conocer jamás la verdadera extensión de sus crímenes. Una noche tranquila, el cirujano, deseando regresar a su hogar tras cumplir con su trabajo, se dirigió a Nick: —Señor, su hijo ha despertado. Debo regresar a mi hogar ahora. Nick, con una frialdad renovada, respondió: —No puedo dejar testigos. Eres testigo de quién es el Rey de Corazones. Los gritos del cirujano se desvanecieron en la oscuridad al ser asesinado, su corazón arrancado como los anteriores. Cada vez que Nick veía a Michael dormir, se reafirmaba: —Siempre estaremos juntos, hijo. Por ti haré cualquier cosa. No sabrás nunca de mis crímenes, ni de mi amor oscuro. Eres mi hijo y solo mío —dijo, acariciando el cabello del joven con posesividad—. Descansa, papá cuidará de ti y de aquellos que intenten lastimar a mi pequeño príncipe. En su mente distorsionada, Nick había salvado a su hijo, aunque el precio de aquella salvación nunca debería descubrirse.