"Renacer en la Oscuridad: El Legado del Mago Narcisista" -> "Renacimiento Oscuro: El Legado del Mago Narcisista"

Ethelion Maldrake, un mago de imponente figura y un porte cautivador, paseaba por su lujosa mansión con un aire de soberbia que acompañaba cada uno de sus movimientos. A sus 35 años, se había convertido en una figura influyente en el mundo mágico, manteniendo celosamente su apellido limpio y orgulloso. Sin embargo, había un secreto oscuro que él nunca permitía que saliera a la luz. Quince años atrás, cuando Ethelion tenía 20 años, su vida se vio marcada por un hecho que le causaba vergüenza: su hijo, nacido sin el don de la magia, un squib. Ethelion, incapaz de ver en su propio hijo algo más que una mancha en su linaje perfecto, tomó la drástica decisión de abandonar al niño en un orfanato muggle. La decisión fue tomada con frialdad, sin mirar atrás, pensando solo en preservar la pureza de su estirpe. Los años pasaron y Ethelion jamás volvió a pensar en su hijo, concentrado en su éxito y alimentando su ego desmedido. Sin embargo, una mañana, una carta inesperada llegó a su mansión. El mago la tomó con desdén, pero al abrirla y leer su contenido, una sensación incómoda lo invadió; venía del orfanato. La carta le urgía a presentarse de inmediato. Pese a su reluctancia inicial, un sentimiento desconocido, casi olvidado, lo movió a acudir. Al llegar al orfanato, el ambiente sombrío le hizo sentir una punzada de culpa, algo completamente ajeno a su carácter. Fue guiado hasta una pequeña habitación, y lo que vio allí lo dejó sin aliento. Su hijo, ahora un joven de 17 años, yacía en una cama, convulsionando y agonizando. La tragedia de la escena rompió algo dentro de Ethelion. Por primera vez, la figura fuerte y orgullosa del mago se desmoronó. Se arrodilló junto a su hijo, tomándole la mano con desesperación. - "Resiste, te sacaré de aquí. Buscaré a los mejores médicos para que no mueras. Por favor, resiste... Perdóname por abandonarte." Pero las palabras de Ethelion llegaron demasiado tarde. El joven exhaló su último aliento mientras su mirada, cargada con una mezcla de dolor y alivio, se apagaba. Devastado, Ethelion tomó el cuerpo sin vida de su hijo y lo llevó a su mansión. En una habitación apartada, lo tendió en una cama y, con lágrimas recorriendo su rostro normalmente altivo, aplicó un hechizo de preservación sobre el cuerpo. - "Ahora vengo, hijo. Te levantarás y vivirás. No me importa lo que tenga que hacer." Con esas palabras, Ethelion salió de la habitación, dispuesto a hacer lo impensable para recuperar a su hijo, aunque tuviera que desafiar las leyes más oscuras de la magia. En su mente, la figura del ególatra y narcisista mago empezaba a desmoronarse, sustituida por la de un padre atrapado en la telaraña de su propia culpa y arrepentimiento. El viaje para corregir su error había comenzado, y Ethelion Maldrake estaba dispuesto a enfrentar cualquier obstáculo para conseguir lo que deseaba: redimir su corazón y recuperar la vida que injustamente había arrebatado.