Reflected Universes: The Legacy of Clack Kent and Ultraman

Una noche fría en Metrópolis, Clark Kent, también conocido como Superman, sobrevolaba la ciudad en busca de cualquier señal de peligro. De repente, sus agudos oídos captaron el sonido de un llanto débil y angustiado desde un callejón oscuro. Descendiendo rápidamente, descubrió la conmovedora escena de un pequeño recién nacido abandonado, gimiendo en una vieja cesta de mimbre. Conmovido, Superman recogió con ternura al bebé y lo envolvió en su capa roja para protegerlo del frío. Sin dudarlo, decidió adoptarlo y dedicar su vida no solo a proteger el mundo, sino también a ser el mejor padre que este pequeño pudiera tener. Lo llamó Ethan y, a partir de ese momento, su hogar se llenó de risas, amor y enseñanzas. Ethan creció bajo el ala protectora y amorosa de su padre adoptivo, aprendiendo valores de justicia, bondad y valentía. Pasaron años y Ethan, un joven curioso e inteligente, dedicó su vida al estudio de la ciencia, siempre buscando maneras de hacer del mundo un lugar mejor. Una tarde, mientras trabajaba en su laboratorio, un error durante un experimento lo transportó a un universo alterno. Desconcertado, se encontró en una ciudad sombría bajo el régimen del temido Ultraman, una versión cruel y malvada de su amado padre, Superman. Sin tiempo para asimilar la situación, Ethan fue capturado por los hombres de Ultraman y llevado ante él. Ultraman, al conocer la procedencia de Ethan, decidió que podía usarlo para sus propios fines y le ordenó que descubriera la manera de viajar entre universos, deseando conquistar el suyo. Ethan, horrorizado por la maldad de este Ultraman, rechazó la orden tajantemente y prometió que nunca cooperaría, sin importar el parecido físico con su verdadero padre. Frustrado pero intrigado por la resistencia del joven, Ultraman ideó un plan para ganarse la confianza de Ethan y hacerlo creer que había cambiado. Comenzó a pasar tiempo con el joven, fingiendo interés genuino y mostrando una falsa calidez. Pero algo inesperado sucedió: durante este proceso, el corazón de Ultraman empezó a ablandarse. Poco a poco, un sentimiento auténtico de amor paternal se apoderó de él. A pesar de este nuevo apego, la ambición y el egoísmo de Ultraman seguían presentes. Decidió que viajaría al universo de Ethan no solo para eliminar a Superman, sino también para asegurarse de que el joven no tuviera otro padre que no fuera él. No le gustaba compartir y ahora consideraba a Ethan como su posesión más preciada. Resuelto a conseguir que Ethan lo llamara "papá", Ultraman empleó todos los medios a su disposición, desde la manipulación emocional hasta promesas de poder. Pero el lazo profundo que Ethan tenía con Superman lo mantenía firme en su negativa. Finalmente, en un momento de desesperación y revelación, Ethan se enfrentó a Ultraman con una firmeza asombrosa. "Nunca serás mi padre verdadero", dijo con voz temblorosa pero decidida. "No puedes forzar el amor ni el respeto, y no importa cuántos universos conquistes, nunca podrás llenar ese vacío en ti mismo". Ultraman, por primera vez en su vida, se sintió vulnerable. La verdad de las palabras de Ethan resonó en su alma. Pero los viejos hábitos eran difíciles de romper y, aunque conmovido, decidió que debía seguir adelante con su plan. Sin embargo, en un giro del destino, Superman, gracias a la tecnología avanzada en su universo, localizó y rescató a Ethan. Juntos, padre e hijo, lucharon contra Ultraman, no solo con fuerza, sino con compasión y comprensión, mostrándole lo que realmente significaba ser un héroe y un padre. Regresaron a su universo, sabiendo que el verdadero poder no radica en la conquista o el control, sino en el amor y el sacrificio. Y aunque Ultraman quedó derrotado, Ethan nunca olvidó la complejidad de su adversario y se prometió vivir una vida en honor a los valores que su verdadero padre, Superman, le había enseñado.