Redención Musical: Corazón en Familia Desgarrada

Aquí tienes tu historia: --- Christian de la Campa, un renombrado actor y modelo, se había forjado una vida más allá de la riqueza y la fama. Su arrogancia y narcisismo encontraron eco en su hijo mayor, Adrián, un joven de 18 años que era una réplica casi exacta de su padre. Adrian era el quarterback estrella de su exclusiva preparatoria y el chico más popular de la ciudad. Era el orgullo de Christian, quien lo consideraba su mayor legado. En contraste, el hijo menor, Daniel, apenas de 16 años, parecía no encajar en la reluciente vida de su familia. Daniel era humilde, bondadoso y un verdadero nerd con un corazón de oro. Su apariencia frágil y nada atlética lo hacía destacar aún más en una familia obsesionada con la perfección física. Para Christian y Adrián, Daniel era una vergüenza. Lo negaban públicamente, diciendo que era un huérfano que había sido dejado en su puerta, y no perdían ocasión para humillarlo con palabras crueles. En la preparatoria, la situación era aún peor. Adrian y su séquito de amigos hacían de la vida de Daniel un infierno. A pesar de todo, Daniel soportaba el maltrato en silencio, ocultando una enfermedad cardíaca que amenazaba su vida y las acentuadas palpitaciones provocadas por el constante acoso. Su sueño era simplemente descansar en paz. Un día, exhausto y al borde del colapso, Daniel decidió dejar la mansión de su familia para pasar sus últimos días en paz. Con sus maletas hechas, se encaminó hacia la salida, pero fue interceptado por su padre y su hermano. —¿A dónde crees que vas? Eres tan insignificante que tu lugar está en la cocina —le espetó Christian con desdén. —Me voy de este infierno. Adiós —replicó Daniel con una calma desesperada. La ira se apoderó de Christian y Adrian, quienes lo sujetaron con fuerza. En su desesperación, Daniel gritó para que lo soltaran, pero la fuerza bruta de su hermano y su padre lo empujaron sin querer desde el balcón de las escaleras. Daniel cayó varios metros y se golpeó con violencia contra el suelo. La realidad de sus acciones golpeó a Christian y Adrian con una fuerza inesperada. Llenos de culpa y remordimiento, llevaron a Daniel al hospital. Christian rogó a los médicos que salvaran a su hijo, pero le informaron que la caída había agravado la condición cardíaca de Daniel y que estaba agonizando. Postrado en la cama del hospital, Daniel murmuró con voz débil: —No les guardo rencor; quiero descansar en paz. Los perdono. Christian, devastado, imploró: —Hijo, por favor, resiste. Soy demasiado rico, mi dinero puede pagar lo que sea para que vivas. Adrian, llorando, añadió: —Por favor, hermano, resiste. Yo también te pido perdón. Daniel luchó, pero finalmente cayó en coma. Los médicos sugirieron desconectarlo para evitarle más sufrimiento, pero Christian, encolerizado, respondió: —Me llevaré a mi hijo de aquí. No lo desconectarán. Me lo llevaré a la casa y allí será atendido. Así lo hizo. Contrató a una enfermera para cuidar a Daniel y cada día, le susurraba: —Descansa, hijo. Papá está buscando un corazón para ti. Te amo mucho, hijo. Pronto estarás bien. Ya he castigado a tu hermano por golpearte en la preparatoria; aprendió su lección. Y en cuanto a ese bastardo que te rompió el corazón con la apuesta de enamorarte y humillarte… ya me vengué. Lo torturé y lo maté por ti. Nadie se mete con mi hijo. Después de decirle esto, le daba un beso en la mejilla a su hijo pequeño. Caminando hacia el salón, se encontró con Adrian, todo golpeado, que le preguntó: —¿Cómo está mi hermanito? Christian le respondió: —Está descansando. Espero que hayas aprendido tu lección. Todo esto ocurrió porque Christian había leído el diario de Daniel y había descubierto la verdadera profundidad del dolor y sufrimiento que había enfrentado su hijo menor. Ahora, su única meta era encontrar un corazón a cualquier costo y darle una segunda oportunidad de vida a Daniel. --- Espero que disfrutes de la historia.