Redención en Sombras: La Historia de Christian y su Hijo

Esa era una noche oscura, sin luna, cuando Christian de la Campa salió a buscar su próximo placer. Podía ser una mujer, podía ser otra oportunidad de admirar su propio reflejo en los ojos llenos de lujuria que tan frecuentemente encontraba. Su carrera, su cuerpo y la necesidad de admiración eran las únicas cosas que le importaban. Para Christian, el amor era puramente físico y momentáneo, los sentimientos profundos no tenían cabida en su vida. En casa, su hijo, al que insistentemente llamaba su ahijado para evitar el bochorno de admitir su verdadera relación, se sumía en libros y juegos de rol, ignorando las heridas emocionales y físicas que su padre le infligía con cada insulto y golpe. A comparación de su padre, el joven era un debilucho noble, un nerd que veía la belleza del mundo en la bondad y el conocimiento, cualidades que Christian despreciaba profundamente. Una noche, el destino de Christian cambió para siempre. Después de un ardiente encuentro con una mujer enigmática y hermosa, una vampiresa sedienta de sangre, su vida tomó un rumbo más oscuro. La mordida de la vampiresa lo transformó en algo más que un simple ególatra: ahora era un vampiro, viendo a los humanos como comida y entretenimiento. Las noches de Christian se llenaron de cacería y muerte, su superior fuerza y nueva sed de sangre lo hacían peligrosamente invencible. Las noticias de mujeres encontradas muertas con marcas de mordida en el cuello empezaron a circular, y el joven, observador y perceptivo, comenzó a notar los cambios en su padre. Seguía el rastro de destrucción que Christian dejaba y una noche, lo vio a punto de asesinar a una mujer. Con un acto de valentía que sorprendió incluso a Christian, salió de su escondite y distrajo a su padre. Le dijo a la mujer que huyera y frente a frente con él, el joven sintió miedo pero también una inesperada resolución. Cuando Christian se preparaba para atacarlo, algo en el aroma de la sangre de su hijo y la palabra "papá" llegaron a sus sentidos vampíricos. En ese instante, su lado vampiro reconoció la sangre de un heredero. Christian, luchando con su nueva naturaleza, logró recobrar suficiente control para detenerse. A sabiendas de la insaciable sed de su padre, el joven se cortó la mano y le ofreció su propia sangre. Mientras Christian bebía, lágrimas de remordimiento brotaron de sus ojos por primera vez en años. "Me convertí en un monstruo, ¿por qué no huyes de mí después de todo el daño que te he hecho?", murmuró. "A pesar de todo, eres mi padre. Tú no eres un monstruo. Saldremos adelante, nos tenemos el uno al otro," respondió el joven, sosteniendo la mano de su padre con firmeza y convicción. A partir de ese momento, la relación de Christian con su hijo empezó a sanar. Empezaron a pasar tiempo juntos, y Christian comenzó a apreciar la belleza de la bondad y la inteligencia de su pequeño. Sin embargo, días después, la mujer que había sobrevivido el ataque de Christian lo denunció, y la amenaza llegó a sus puertas: lo querían cazar, encerrar y arrebatarle a su preciado hijo. Aunque Christian estaba tentado a acabar con aquellos mortales, su hijo, con la misma nobleza que siempre demostraba, pidió que no hubiera más muertes inocentes. Decidieron escapar juntos, refugiándose en una de las numerosas propiedades de Christian. Pasaron años escondidos, y durante ese tiempo, su vínculo se fortaleció. Finalmente, temiendo la soledad eterna, Christian decidió morder a su hijo para que pudieran estar juntos para siempre. Así, en la oscuridad de la noche, el joven sintió el poder y la maldición de la mordida de su padre, transformándolo para siempre. Unidos por la sangre y por un destino incierto, vivieron juntos, enfrentando las adversidades de su nueva existencia con un vínculo irrompible, recordando que más allá de la sed de sangre y la oscuridad, lo más importante era tenerse el uno al otro.