Redención de un Vampiro

En el corazón de una ciudad moderna, donde las luces neón compiten con las estrellas, vivía un vampiro de la leyenda, Axel. Su atractivo era irresistible, sus músculos esculpidos por siglos y su vanidad, tan colosal como su inmortalidad. Aunque aparentaba 30 años, Axel tenía 150, tiempos en los que a menudo despreciaba a su único hijo, Nikolas. Para Axel, Nikolas no era más que una decepción: un adolescente de 15 años, frágil, enfermizo, con gafas gruesas y una obsesión por los libros. Una noche oscura cambió su existencia para siempre. El rugir de un motor, el frenazo agónico de neumáticos y el sonido desgarrador de metal contra metal anunciaron una tragedia. Nikolas había tenido un accidente de tránsito y yacía en el hospital, en coma. Los médicos sugirieron desconectarlo, pero Axel, por primera vez en su vida, se opuso. La culpa y el arrepentimiento, emociones desconocidas para él, se convirtieron en su nueva maldición. Axel no permitió que los médicos se llevaran la vida de su hijo. Una noche, en un acto de desesperación y amor redescubierto, Axel se infiltró en el hospital. Con la fuerza sobrehumana de sus alas nocturnas, cargó a Nikolas y lo llevó hasta su mansión, aislada en las montañas. En una sala subterránea, decorada con columnas góticas y estatuas milenarias, Axel depositó a su hijo en una mesa de piedra. —No dejaré que mueras —susurró Axel con voz temblorosa—. Papá nunca lo permitirá. Destapó sus colmillos y los hundió en el cuello de Nikolas. La sangre brotó, y el joven, antes insensible y perdido, abrió los ojos. Axel le ofreció una bolsa con sangre, robada de un banco de sangre, para sellar la transformación. Meses pasaron, durante los cuales Axel mostró un cambio notable. Su egolatría disminuyó; su narcisismo, se moderó. Sin embargo, el pasado de Axel estaba a punto de arremeter. Autoridades notificadas de un caso de maltrato infantil decidieron intervenir. Las acusaciones eran graves y la intención clara: Alejar a Nikolas de su padre. Al enterarse por algunos policías corruptos, Axel proclamó con furia: —Primero muerto que permitir que me quiten a mi hijo. Él es mío y solamente mío. Axel tenía recursos más allá del humano entendimiento. Con su vasta fortuna, adquirió identidades falsas para ambos y planificó una huida. Sabía que no podía confiar en nadie y la traición de los policías lo enfureció. En una noche fría y sin luna, Axel acabó con ellos en un acto de venganza implacable. Sin mirar atrás, padre e hijo se embarcaron en un vuelo hacia lo desconocido, con Axel dispuesto a hacer cualquier cosa por proteger a Nikolas. Dejaron atrás la ciudad, las luces, y las sombras de su hogar anterior. En un nuevo país, bajo nuevas identidades, Axel y Nikolas comenzaron una vida diferente. Para Nikolas, esa fue la oportunidad de conocer a su padre de verdad, y para Axel, una chance de redimir los errores de un pasado plagado de egoísmo y desprecio. Juntos, enfrentaron los desafíos de su nueva vida, unidos por una conexión que ni el tiempo, ni la distancia, ni las adversidades pudieron romper. Juntos, formaron un vínculo indestructible, más fuerte que cualquier maldición vampírica, más eterno que la inmortalidad misma.