Possible Title: "Betrayed Blood: Seeking Revenge"

David Chocarro, el admirado actor y modelo de innegable atractivo y físico imponente, ocultaba un oscuro secreto que nadie sospechaba detrás de sus sonrisas calculadas para la cámara y sus declaraciones llenas de autoadulación. La realidad era que tenía un hijo de 15 años, Sebastián, a quien mantenía en las sombras, presentándolo a todos como su ahijado. Sebastián, para los ojos de su vanidoso padre, era todo lo que él despreciaba: pequeño, delgado, tímido, y un verdadero nerd cuyo único refugio eran los libros y la tecnología. A pesar de todas las esperanzas de Sebastián de recibir aunque sea una pizca de cariño y aceptación, David lo despreciaba y lo trataba con crueldad y desprecio. El joven vivía en un estado constante de miedo, tanto en su casa como en la preparatoria, donde también era víctima de un despiadado bullying que lo sumía en una profunda desesperación. El calvario de Sebastián alcanzó un punto de quiebre una venganosa noche de invierno. Incapaz de soportar el tormento diario, tanto en su hogar como en la escuela, ingirió un puñado de pastillas con la intención de escapar de su insoportable realidad. Fue David quien lo encontró tirado en el suelo de su habitación, apenas consciente, y la visión de su hijo al borde de la muerte hizo que algo se quebrara dentro de él. Por primera vez, David sintió un remordimiento genuino. Llevó a Sebastián de urgencia al hospital, donde los médicos lograron salvar su vida, pero el joven cayó en un coma profundo. Al ver a su hijo postrado en una cama de hospital, David experimentó una oleada de culpa y dolor que nunca había sentido antes. Se quedó a su lado, susurrándole: "Hijo, despierta. Te extraño. Perdóname por todo el daño que te he hecho. Esta vez empezaremos de nuevo." Unos días después, mientras organizaba las pertenencias de Sebastián, David descubrió un diario escondido bajo la almohada de su hijo. Al leerlo, se enfrentó a un retrato detallado del infierno que Sebastián había soportado tanto en casa como en la escuela. Las páginas estaban llenas del dolor, las humillaciones y la implacable crueldad de sus compañeros, así como de las chicas que habían jugado con sus sentimientos. La reacción de David fue furiosa y vengativa. "Voy a enseñarles una lección a esos desalmados," prometió, mirando el rostro inmóvil de su hijo. "Nadie lastima a un Chocarro sin sufrir las consecuencias." David orquestó una serie de venganzas meticulosas y despiadadas. Empezó secuestrando a los bullies, uno por uno. Los torturó y eventualmente los hizo desaparecer, asegurándose de que sintieran el mismo terror y dolor que habían infligido a su hijo. Para las chicas que habían roto el corazón de Sebastián, David urdió un plan más retorcido. Las sedujo, fingió enamorarse de ellas y cuando ya estaban completamente entregadas, rompió sus corazones de la manera más cruel posible. Cada día, David se sentaba junto al lecho de Sebastián, relatándole sus actos de venganza: "Hoy eliminé a otro, hijo. Ninguno de ellos volverá a hacerte daño. Por favor, vuelve a mí." David se había convertido en algo más oscuro y peligroso de lo que jamás había sido, impulsado por una mezcla de culpa y una retorcida necesidad de redimirse a los ojos de su hijo. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para proteger y vengar a Sebastián, esperando que ese hijo en coma pudiera, algún día, perdonarlo y despertar.