Nerd's Desire: Love and Swapped Bodies

Era una tarde lluviosa de otoño en la cual Alexander, un joven de 17 años con gafas gruesas y una complexión delgada, terminó otro día agotador en la escuela. La razón no era la cantidad de tareas ni las clases difíciles, sino la constante humillación que recibía de Nick Walker, el entrenador musculoso del gimnasio local. Nick, con su atractivo físico y carisma, no perdía oportunidad para hacerle la vida imposible a Alexander. Un día, mientras caminaba de regreso a casa, Alexander encontró una tienda de antigüedades que nunca había notado antes. Con curiosidad, entró y sus ojos se posaron en una extraña y polvorienta lámpara. Recordando las historias de su niñez sobre dúos mágicos, decidió comprarla, quizá por una distracción o por la leve esperanza de algo mejor. Ya en su cuarto, limpiando la lámpara, una nube de humo azulado surgió de ella y una figura etérea apareció. Era un genio que podía concederle un deseo. "Me gustaría ser Nick Walker," dijo Alexander sin pensar demasiado en las posibles consecuencias. Una ráfaga de viento mágico envolvió su cuarto y Alexander se desmayó. A la mañana siguiente, despertó en una cama extraña y, al levantarse, se miró en el espejo de cuerpo entero. Estaba en el cuerpo de Nick Walker, vestido únicamente con unos boxers ajustados que resaltaban su musculatura perfecta. Se flexionó y no pudo evitar exclamar: "No volveré a mi antiguo cuerpo; este cuerpo es perfecto. Miren este rostro tan varonil y estos músculos." Todo se sentía tan nuevo y diferente. Pero entonces recordó su antigua vida y decidió ir al gimnasio para encontrarse con su antiguo yo. Al llegar al gimnasio, vio a su antiguo cuerpo, ahora ocupado por un desconcertado Nick, que estaba pálido y frágil. Alexander, con su nueva apariencia y confianza, se acercó y le dijo en voz baja: "Nunca reveles el intercambio de cuerpos, o te enfrentarás a algo peor". El reticente Nick aceptó la oferta por temor y por la incomodidad de su nueva realidad. Para mantenerlo bajo control, Alexander propuso que se mudaran y vivieran juntos. Fue difícil, pero Nick aceptó. Los siguientes meses fueron una mezcla de altibajos, repletos de momentos incómodos y confrontaciones. Sin embargo, la cercanía empezó a forjar un vínculo inesperado. Alexander, ahora viviendo como Nick, comenzó a descubrir facetas del verdadero Nick Walker que no conocía: sus inseguridades, sus sueños fallidos y su soledad. Mientras tanto, Nick, viviendo la vida de Alexander, desarrolló una empatía por aquellos a los que solía menospreciar. Con el tiempo, Alexander notó que sus sentimientos hacia Nick habían cambiado. Ya no era simplemente su torturador, sino alguien que había aprendido a amar. Un día, mientras cenaban juntos en su casa, Alexander confesó sus verdaderos sentimientos. Nick, sorprendido y conmovido, no pudo evitar admitir que también sentía algo especial por Alexander, aunque la dinámica era extraña. La relación floreció, y aunque la situación no era convencional, encontraron una felicidad única. A veces, el amor surge en los lugares más inesperados y entre las personas más improbables.