Nerd's Bully Becomes Boyfriend: A Tale of Unexpected Desire

Una lampara de Aladino sonriente. El débil y torpe Henry, de 18 años, se encuentra limpiando el estudio de filmación de filmes para adultos, como cada noche. Una oscura y solitaria presión siempre lo acompaña debido al constante bullying de Seth Gamble, un actor porno atractivo y musculoso, de 37 años, que además es el novio de su hermana. Seth no solo disfruta de su crueldad, sino que también alardea de su físico y su talento, lo que agrava aún más la pena de Henry. Una noche, mientras realizaba sus tareas de limpieza, Henry se topa con una vieja lámpara de aceite. La frota pensando que es una pieza antigua que necesita limpiar y, sin percatarse, libera a un genio. Este genio, con una sonrisa maliciosa, está dispuesto a concederle un deseo. Pero Henry, en lugar de pedir algo concreto, murmura para sí mismo: "Yo nunca desearía que Seth Gamble, en vez de ser novio de mi hermana, fuera mi novio... Nunca tendría un novio como él, es un bully". El genio, interpretando las palabras de Henry de la manera más literal, decide cumplir el "deseo" de una manera que transformará la vida del joven. A la mañana siguiente, Henry se despierta en una habitación lujosa, completamente diferente de su modesto cuarto. Su confusión aumenta cuando ve a Seth, dormido a su lado y desnudo. Antes de que pueda procesar lo que sucede, Seth se despierta, se estira con una sonrisa y dice: "¡Feliz aniversario de seis meses, amor! Sé que tu hermana nos odia porque rompí con ella para estar contigo, pero eso ya no importa. Todo lo que hice fue para llamar tu atención". Henry, en un estado de completa incredulidad, escucha a Seth relatar cómo su supuesto amor ha florecido en estos últimos meses. El musculoso actor se acerca con una mirada intensa en sus ojos y, utilizando su sensualidad habitual, inicia un apasionado encuentro íntimo con el nerd. Para Henry, la situación es surrealista, un cambio tan drástico en su vida emocional que ni su mente racional puede comprender. Lo que sigue es un día lleno de celebraciones, donde Seth se esmera en demostrar su afecto por Henry de todas las maneras posibles, desde lujosos regalos hasta dulces palabras. Para Henry, la experiencia es un torbellino de emociones, que alternan entre incredulidad, el placer prohibido y un desorden interno. Al final del día, mientras observan las estrellas desde la terraza de su nueva y lujosa casa, Henry se pregunta si el genio le dará la oportunidad de deshacer el deseo. Pero también se plantea si realmente quiere regresar a la vida donde era constantemente intimidado y menospreciado. Ahora, al menos, Seth está a su lado, amándolo y venerándolo de una manera que el destino (y una lámpara mágica) orquestaron. La historia deja a Henry en un estado de reflexión profunda, entre la realidad y la fantasía, confuso pero inevitablemente tentado de abrazar su nueva vida con todo lo que conlleva, preguntándose si el verdadero amor puede surgir de los deseos más inusuales.