Monche's New Reality

El episodio había sido frenético. Tras varios intentos fallidos y momentos de confusión, todos en La CQ finalmente lograron regresar a sus cuerpos originales gracias a la ingeniosa supervisión de Beto. Uno por uno, los estudiantes salían del improvisado laboratorio, aliviados y sonrientes, agradeciendo a Beto por su ayuda. Sin embargo, Monche y Ángel se quedaron atrás, intercambiando miradas curiosas. Ángel, aún desorientado por la reciente experiencia, observaba cómo Monche se acercaba al panel de control del experimento. —Monche, ¿qué estás haciendo? —preguntó Ángel, visiblemente sospechoso. —Nada, amigo. Solo quiero asegurarme de que esto no vuelva a pasar, ¿verdad? —respondió Monche con una falsa sonrisa tranquilizadora. Antes de que Ángel pudiera reaccionar, Monche presionó un botón oculto y activó nuevamente el experimento de Beto. En una fracción de segundo, las luces parpadearon y ambos sintieron aquella sensación familiar de desorientación. Cuando las luces se estabilizaron, Ángel miró hacia abajo y vio el cuerpo de Monche. Su corazón se hundió al darse cuenta de lo que había sucedido. Mientras tanto, Monche, ahora en el cuerpo de Ángel, se estiró con satisfacción, disfrutando de su apariencia atlética y atractiva. —Monche, ¿qué has hecho? ¡Tenemos que revertir esto! —gritó Ángel, en pánico. Monche se volvió hacia el panel de control y, sin una pizca de remordimiento, destruyó el dispositivo con un golpe certero. —Lo siento, amigo —dijo Monche, en tono tan plano como letal—. Me encanta tu cuerpo y me voy a quedar en él para siempre. Y no le dirás a nadie del body swap, ¿entendido? Ángel, atrapado en su propio cuerpo anterior, asintió con lágrimas en los ojos. Mientras salía cabizbajo del laboratorio, Monche, ahora Ángel, se dirigió a su nueva habitación. Cerró la puerta tras él, ansioso por explorar su nuevo "yo". Frente al espejo, comenzó a quitarse la ropa, admirando cada músculo bien definido y el atractivo rostro que ahora poseía. Pasó las manos por su abdomen tonificado y sus hombros anchos, complacido de su transformación. —Nunca regresaré a mi anterior cuerpo patético —dijo en voz alta, disfrutando cada palabra—. Ahora soy el popular y el atractivo Ángel. Esto es lo que siempre he deseado. Con una sonrisa de satisfacción, Monche se prometió a sí mismo que aprovecharía cada instante en su nueva vida, sin mirar atrás.