Lucifer's Son: A Fiery Connection

Era una noche fría y despejada en la pequeña ciudad donde vivía Samuel, un joven de 14 años que siempre parecía estar luchando contra el mundo. Era considerado un nerd, aspecto que sus compañeros de clase usaban en su contra para acosarlo sin piedad. Con padres ausentes, Samuel se sentía completamente solo, envuelto en una oscuridad que parecía no tener fin. Una noche, mientras yacía en el techo de su casa contemplando las estrellas, vio una estrella fugaz cruzar el cielo. Sin pensarlo dos veces, cerró los ojos y formuló un deseo con todas sus fuerzas: "Quiero tener un padre, y que sea como Lucifer Morningstar de la serie 'Lucifer'". Al despertarse al día siguiente, Samuel se encontró en un elegante y lujoso apartamento, muy diferente a cualquier cosa que hubiera conocido. La opulencia del lugar lo dejó sin habla; apenas tuvo tiempo de procesar sus emociones cuando una voz elegante y segura resonó detrás de él. "Buenos días, Samuel. Bienvenido a tu nuevo hogar." Samuel se dio la vuelta y frente a él estaba Lucifer Morningstar, tan carismático y enigmático como en la serie. "¿Eres... mi padre?" preguntó Samuel con incredulidad. "Así es," respondió Lucifer con una sonrisa cautivadora. "Y prometo que nunca más te sentirás solo. Estás a salvo aquí, conmigo." Desde ese día, Lucifer se mostró como un padre protector y amoroso, aunque su naturaleza posesiva y egocéntrica lo convirtió en una figura autoritaria en la vida de Samuel. Lucifer no deseaba que nadie más compartiera el amor de su hijo, y se aseguraba de que ninguno de los chicos y chicas que se acercaban a Samuel lo hicieran con intenciones románticas. Uno de los demonios de Lucifer, conocido por su lealtad y discreción, seguía a Samuel a todas partes, informando cualquier interacción "sospechosa". Lucifer actuaba de inmediato; primero, usando sus encantos para intimidar a los posibles intrusos, y si no bastaba con eso, llevaba el castigo a extremos mucho más oscuros, reflejo de su naturaleza infernal. Un día, Samuel empezó a sospechar que algo andaba mal cuando varios de sus compañeros de la escuela desaparecieron sin dejar rastro. Samuel se volvió hacia Lucifer buscando respuestas, encontrando siempre excusas convincentes. "Padre, ¿tienes algo que ver con esto?" Samuel preguntó finalmente, observándolo con ojos llenos de duda. Lucifer, con un doloroso pero firme tono, respondió, "Samuel, hay cosas que no entenderías. Todo lo que hago, lo hago por ti. Para protegerte." La inquietud creció en Samuel, pero su amor por Lucifer y el miedo a la soledad le impedían profundizar demasiado en las preguntas. Poco a poco, aceptó la realidad retorcida en la que vivía, donde su padre lo mantenía en una burbuja de lujo y aislamiento. Lucifer continuó siendo un padre adorado y temido, su amor se manifestaba en extremos egoístas, nunca compartiendo el corazón de su "pequeño príncipe" con nadie más. Así, Samuel se quedó atrapado en una dicotomía entre la protección y la prisión, entre el amor y la posesión. Una vida donde su deseo fue cumplido, pero a un precio que nunca había imaginado pagar.