Love Spells and Unintended Wishes: A Quirky Tale of Transformation

Érase una vez, un joven llamado Mateo, de 25 años. Mateo era un gran apasionado por la tecnología y era considerado un "nerd" por sus amigos y compañeros de trabajo. También era obeso, no muy atractivo según los cánones de belleza convencionales, debiluches y con bastantes problemas económicos a raíz de una infancia difícil. Para colmo, sufría de acoso constante de su jefe, Jean Paul, el CEO de la empresa de tecnología donde trabajaba. Jean Paul era también un joven de 27 años, rico, guapo, musculoso y poseedor de un narcisismo casi tan grande como su fortuna. Jean Paul disfrutaba haciendo la vida difícil a Mateo y a menudo humillaba al chico delante de sus compañeros. Un día, Mateo encontró una vieja lámpara en un mercadillo de antigüedades mientras buscaba piezas para sus proyectos tecnológicos. Al frotarla en un intento de limpiarla, un genio emergió de la lámpara. El genio, en agradecimiento por liberarlo, le concedió a Mateo un deseo, cualquier cosa que su corazón deseara. Mateo, desconcertado, decidió consultarlo con su mejor amigo. Este, en un tono juguetón y sarcástico, le dijo que debería desear a Jean Paul como marido: un amante tierno y cariñoso que solo tuviera ojos para él. Mateo soltó una carcajada ante la idea ridícula de su amigo, pero sin darse cuenta, las palabras se le escaparon y el deseo se pronunció. Ante su horror, el genio lo reconoció como un deseo válido y con un chasquido de sus dedos, desapareció. Para su asombro, Mateo se despertó al día siguiente junto a un Jean Paul desnudo. Y para su aún mayor asombro, Jean Paul le miró con una sonrisa amorosa y le preguntó si estaba bien, con un tono nuevo de ternura y preocupación. Mateo, atónito y todavía sin entender del todo lo que había ocurrido, simplemente asintió. Jean Paul entonces lo atrajo hacia sí y comenzaron a hacer el amor. Después del acto, Mateo recordó con pánico el trabajo y trató de levantarse, pero Jean Paul lo retuvo. "Amor, nosotros somos los jefes, podemos llegar a cualquier hora," le dijo, sonriendo. Inmediatamente después sonó el móvil de Mateo. Era su amigo. Jean Paul lo miró y su sonrisa se tornó en un gesto ceñudo de celos. "¿Por qué ese empleado te sigue llamando? Ya le advertí que solo eres mío", gruñó. Parecía como si estuviera a punto de golpear a alguien, pero antes de que pudiera moverse, Mateo lo calmó con un beso. Y así, en ese clima de conflicto, amor y celos, el día continuó en un polvorín de emociones y pasión. En los días siguientes, Mateo tuvo que navegar a través de su nueva realidad, tratando de comprender qué implicaba su deseo cumplido y cómo podría dar una vuelta a esta inesperada situación en su favor. Después de todo, había deseado esto, aunque accidentalmente, y ahora tenía que vivir con las consecuencias.