La transformación inesperada: De víctima de bullying a objeto de deseo del CEO.

Una vez, en una metrópolis poblada y bulliciosa, vivía un hombre de 25 años llamado Pedro. Pedro era obeso, no muy atractivo a la vista, había crecido en la pobreza y era bastante frágil. Sin embargo, tenía algo que muchos no tenían: inteligencia aguda y una capacidad sobrehumana para resolver problemas por lo que era el cerebrito de una multinacional. Sin embargo, sufría mucho bullying de su jefe y CEO de la compañía, Fernando. Fernando era todo lo contrario a Pedro. Tenía 27 años, era extremadamente atractivo, musculoso, un narcisista sin tregua y poseedor de riquezas incontables. Gozaba humillando a Pedro cada vez que podía. Un día, Pedro encontró una extraña lámpara de aspecto antiguo en un mercadillo. Al frotarla, un genio grande y de semblante amistoso salió de ella. El genio le otorgó un deseo a Pedro. Pedro, confundido, habló con su mejor amigo sobre lo que debería pedir. Como una broma, su amigo sugirió, "Pide que tu bully, Fernando, se convierta en tu esposo. Que sea amoroso, celoso, posesivo y dominante, que solo tenga ojos para ti". Pedro rió ante la idea ridícula, pero sin saberlo, el genio tomó esas risas como la confirmación del deseo y lo concedió. A la mañana siguiente, Pedro despertó junto a un desnudo y sonriente Fernando. Cuando Fernando le preguntó cariñosamente si estaba bien, Pedro se quedó sin palabras. De forma innegable, Fernando había cambiado, expresando cariño y posesividad hacia él que no había mostrado antes. Antes de que Pedro pudiera procesar lo que estaba sucediendo, las seductoras palabras de Fernando condujeron a un momento íntimo y apasionado entre los dos. En medio de abrazos y besos poscoitales, Pedro mencionó que debían prepararse para trabajar. Fernando le respondió con una risa cariñosa, "Cariño, nosotros podemos llegar a cualquier hora. Deja de preocuparte". Un momento después, sonó el teléfono de Pedro. Era su mejor amigo llamándolo. Fernando, al ver el número en la pantalla, mostró una posesividad que nunca había tenido antes. Amenazó con golpear a su amigo por intentar acercársele. Sin embargo, Pedro logró calmar a Fernando con un beso apasionado, y volvieron a hacer el amor, dejando que su nuevo y emocionante mundo los envolviera.