La Transformación del Espejo: Cuando la Belleza Cambia el Corazón

Ernesto siempre había sido un chico marginado y débil, castigado por la genética y la crueldad de las circunstancias. Era objeto de burlas y menosprecios en la escuela y en casa, donde constantemente le recordaban que no pertenecía al listado de los "fuertes y atractivos". Un día, mientras limpiaba el ático, descubrió un antiguo espejo de cuerpo entero, cubierto de polvo y telarañas. Al limpiarlo, notó que producía un brillo misterioso que le resultó fascinante. En ese instante, recordó las historias que contaba su abuela acerca de objetos encantados y pensó: "Si tan solo pudiera cambiar mi físico para ser alguien más...." Sintiendo que nadie lo estaba observando, se paró frente al espejo y, sin pensarlo dos veces, dijo: "Deseo ser Roman Todd." En el espejo, su reflejo nerdy y debilucho fue reemplazado por la silueta musculosa y atractiva de Roman Todd, el famoso actor de porno gay y bisexual, conocido por su físico escultural y su presencia hipnótica. El reflejo mostraba a Roman usando solo unos apretados boxers blancos, sus musculados brazos brillando a la luz del desván. Sorprendido y emocionado, Ernesto tocó el espejo, y en un acto de magia pura, cambió de cuerpo con el reflejo de Roman. Los primeros días fueron abrumadores. Nada más el hecho de levantarse por la mañana y ver su nuevo cuerpo en el espejo le hacía sentir una especie de vértigo. Pero pronto se dio cuenta de que le encantaba. Su nuevo físico le abría puertas que jamás había imaginado y se sentía confiado, poderoso y, por primera vez en mucho tiempo, feliz. Ernesto, ahora en el cuerpo de Roman Todd, decidió que no volvería a ser el chico que solía ser. Si bien parte de él lamentaba la total superficialidad y narcisismo que venían con este cambio, se enamoró de su nuevo físico y decidió que, a pesar de todo, se quedaría en ese cuerpo para siempre. Este cambio fue más que una transformación física, fue una nueva oportunidad de vida, una vida que disfrutaba y amaba como Roman Todd.