"La Transformación de un Vampiro y su Hijo"

En una mansión oculta en las profundidades de un bosque espeso y misterioso, vivía un vampiro llamado Damian. Damian era conocido por su increíble atractivo físico, sus músculos esculpidos y su avasallador ego. Con una apariencia que rondaba los 30 años, era difícil imaginar que en realidad tenía 150 años. A pesar de su imponente presencia, Damian había pasado su vida despreciando a su único hijo, Isaac, un joven de 15 años que se destacaba más en lo académico que en lo físico, y a quien siempre consideró débil, insignificante y nada agraciado. La vida, sin embargo, estaba a punto de enseñarle a Damian una lección que jamás olvidaría. Una noche oscura e impregnada de la humedad otoñal, Isaac sufrió un terrible accidente de tránsito que lo dejó en coma. Los médicos, al ver las pocas posibilidades de recuperación, recomendaron desconectarlo. Pero por primera vez, el arrogante vampiro no lo permitió. Algo dentro de él, una chispa de humanidad, un profundo arrepentimiento y una culpa avasalladora, lo empujaron a actuar. Damian tomó a Isaac en sus brazos y, con una rapidez sobrehumana, se lo llevó volando desde el hospital hasta su mansión. Allí, lo depositó en una antigua mesa de piedra. "No dejaré que mueras. Papá nunca lo permitirá," le murmuró al joven inconsciente antes de dejar salir sus colmillos y morderlo con suavidad pero firmeza. La sangre fluyó y, momento después, Isaac abrió los ojos. Damian le ofreció beber de una bolsa de sangre robada, y así empezó la transformación. Durante meses, Isaac se adaptó a su nueva existencia como vampiro, mientras que Damian, cambiando su manera de ser, se convertía en un padre atento y protector. Sin embargo, no todos los cambios fueron positivos. Las autoridades, al ser notificadas de que Isaac había sido víctima de maltrato infantil, intervinieron rápidamente. Decidieron que Isaac no podía continuar viviendo en cómo describieron un entorno tóxico con un padre abusivo. Damian, en su desesperación, echó mano de todos sus recursos. Usando sus influencias y su vasta fortuna, compró a algunos policías para ganar tiempo y planificar su próximo moviemiento. Sin embargo, al descubrir que estos hombres lo habían traicionado, los asesinó sin dudar. "No permitiré que me quiten a mi hijo. Él es mío y solamente mío," gruñó, la amenaza latente en su voz. Con una nueva identidad y su vasta fortuna, Damian decidió huir del país con Isaac. Cubierto por las sombras de la noche, los dos vampiros se desvanecieron en la oscuridad, dejando atrás un rastro de sangre y secretos. En su nuevo destino, lejos de las garras de la ley y de aquellos que intentaban separarlos, Damian y Isaac encontrarían un equilibrio precario. Aunque Damian estaba dispuesto a matar por amor a su hijo, también comprendía el peso de sus acciones y la oscuridad de su naturaleza. En el final, su amor por Isaac sería su redención y su condena, y juntos, navegarían por un mundo lleno de peligros, sombras y nuevas esperanzas.