**La Sombra del Alfa**

En una región remota y oscura, donde los bosques eran espesos y la luna llena brillaba con un aura mística, vivía un hombre lobo conocido como Aldrich. Con 130 años de existencia, aunque aparentando apenas 25, Aldrich era un ser al que todos temían y admiraban. Su imponente figura musculosa y su atractivo indiscutible cobraban vida en su personalidad ególatra y narcisista, características que lo hacían aún más temible como Alfa de su manada. Aldrich había conocido a una mujer mortal, Elena, de la que se había enamorado profundamente. Sin embargo, su amor fue cruelmente traicionado cuando ella decidió casarse con un hombre común, un simple mortal, dejando al hombre lobo consumido por la venganza. En un arranque de furia y resentimiento, Aldrich decidió que la mejor represalia sería arrebatarles lo más preciado: su recién nacido hijo. Una noche, mientras la pareja dormía, irrumpió sigiloso en su hogar y llevó consigo al bebé, con la firme intención de acabar con su vida. Sin embargo, al contemplar la inocencia y vulnerabilidad del niño, su corazón endurecido titubeó. Incapaz de cometer tal acto, decidió quedárselo y criar al bebé como su propio cachorro, sabiendo que la angustia de la pareja por la pérdida y la incertidumbre sería la mayor de las venganzas. El niño, llamado Lucas por Aldrich, creció entre los lobos. Fue educado con amor y protección, aunque también bajo un control asfixiante. Aldrich se mostraba amable y amoroso únicamente con Lucas, a quien protegía ferozmente, dominando hasta las amistades del joven. Lucas apenas contaba con dos amigos, el futuro Beta y el Delta de la manada, ya que nadie más se atrevía a acercarse por temor al Alfa. Entretanto, los padres biológicos de Lucas jamás dejaron de buscar a su hijo, recorriendo mundos y cruzando peligros inimaginables. Cada vez que estaban cerca, Aldrich huía, llevándose a Lucas hasta que el rastro se enfriaba. Los años pasaron, y Lucas se convirtió en un nerd de 17 años, enamorado platónicamente de una compañera de escuela. El riguroso control de Aldrich impedía cualquier relación amorosa ajena, pero el joven no lograba evitar los latidos de su corazón. Un día fatídico, Lucas descubrió la verdad sobre sus orígenes. Sus verdaderos padres, quienes habían asumido roles de profesores para estar cerca de él, se revelaron. Aldrich, al percibir la amenaza, no dudó en silenciar a la pareja para siempre, asegurándose de que su cachorro nunca deseara nada más que la protección y el amor que él le ofrecía. Consternado por la tristeza de su hijo, Aldrich inquirió sobre sus penas. Lucas confesó su amor no correspondido por su amiga, lo que encendió la ira del lobo. Decidido a corregir la afrenta, Aldrich se internó en la noche para visitar a la chica que había osado rechazar a su hijo. Al encontrarla, utilizó su apariencia y palabras para amedrentarla. Le impuso una obligación inapelable: debía romper con su actual novio, pedirle perdón a Lucas y aceptar casarse con él si así se lo pedía. La joven, horrorizada por la imponente figura del Alfa, obedeció al pie de la letra. Con el tiempo, Lucas fue convertido en hombre lobo y en Alfa a través del rito de adopción de sangre, bendecido por la bruja de la manada. Así, el círculo de venganza de Aldrich se cerró, con Lucas destinado a seguir sus pasos y Aldrich dispuesto, desde las sombras, a guiar cada uno de sus movimientos para asegurar la perpetuidad de su legado y el dominio de su progenie por los siglos venideros.