La Saga del Vampiro Real: Reconociendo la Sangre - Un Padre Sediento de Redención.

La historia comenzó una noche en la moderna ciudad de Nueva York, donde gobernaba Raven, un vampiresco y narcisista rey. Sus carnosos labios eran oscuros como la sangre que solía beber, su cuerpo era esculpido al más mínimo detalle y sus ojos eran tan negros como el Ministerio de Magia en Harry Potter. Aparentaba tener unos encantadores 30 años, pero en realidad, ya había cumplido medio milenio. En la bóveda oscura de la noche, Raven salió a cazar. Buscaba su presa entre las callejuelas de Manhattan cuando su mirada se detuvo en un chico de apariencia nerd, de 16 años. Llevaba un pesado par de gafas, su ropa era descuidada y su actitud pasaba casi inadvertida entre los neoyorquinos nocturnos. El rey vampiro estaba a punto de atacar cuando divisó un detalle peculiar en el rostro del chico. Un lunar, un lunar que sólo los miembros de su fraternidad vampiresca poseían. Raven, intrigado por la presencia de este signo familiar en un humano aparentemente normal, frenó su ataque y decidió indagar más. Con la suavidad de su voz, Raven le preguntó al jóven quién era su padre, y la respuesta que obtuvo lo sorprendió. El niño no había conocido a su padre, quien había abandonado a su madre después de abusar de ella. Raven no pudo evitar sentir un profundo remordimiento al oír esto. Reconociendo a este chico como su propio hilo de vida, decidió tomar la responsabilidad de la que había huido hace tantos años. El rey vampiro lleva a su hijo, a quien pronto nombra Vincent, a su opulenta mansión de marfil. Allí comenzó la educación de Vincent en las artes ancestrales de la realeza vampírica: equitación, manejo de espada, diplomacia, etiqueta y liderazgo. Pero Vincent, con su corazón humano y su mente orientada a la educación moderna, le confiesa a Raven que su sueño es convertirse en abogado y los días escolares que está perdiendo pueden costarle la admisión en buenas universidades. Después de arduas discusiones, Raven accede a permitirle a Vincent continuar sus estudios. Aparece en la escuela, actuando como el padre perdido de Vincent, mientras inspeccionaba la institución para asegurarse de su dignidad. Con el paso del tiempo, el afecto de Raven por Vincent crece. Se convierte en un padre super protector, casi obsesivo. Cualquier mirada dirigida a Vincent - tanto si viene de un compañero de clase como de un vampiro rival - se encontraba con la venganza despiadada de Raven. Para él, Vincent no era sólo su hijo, Vincent era su adoración, nadie debía tocarlo, amarlo o desearlo más que él. Y así, la vida de Vincent tomó un giro extraño y peligroso. Un padre vampiro dispuesto a todo, una educación dividida entre dos mundos y una amenaza constante para cualquier persona que se atreva a cruzar su camino marcarían el destino de este chico, el hijo del rey de los vampiros.