La Redención del Vampiro y su Hijo

**Título: Sombras de Sangre y Redención** Era una noche de luna llena cuando Christian de la Campa, una figura conocida por su físico esculpido y su arrogancia, caminaba por las calles de la ciudad en busca de su próxima conquista. Actor, modelo y narcisista empedernido, Christian tenía tres cosas en su vida que consideraba sagradas: su carrera, su cuerpo y las mujeres, quienes no eran más que juguetes para su placer. En su hogar, la situación era muy diferente. Su hijo de 16 años, Thiago, era su mayor vergüenza. Thiago era todo lo que Christian despreciaba: débil, nerd y demasiado noble para su propio bien. Para ocultar su conexión, Christian lo presentaba como su ahijado y no dudaba en humillarlo y golpearlo cuando algo no salía como él quería. Una noche, durante uno de sus habituales encuentros íntimos, Christian se topó con una misteriosa mujer. Lo que no sabía era que esta mujer era una vampiresa. En un arranque de sed, la vampiresa lo mordió, sellando su destino y transformándolo en un ser de la noche. Christian se convirtió en un vampiro, y sus prioridades cambiaron radicalmente. Ahora, veía a los humanos no sólo como entretenimiento, sino también como su alimento. A medida que los días pasaban, Thiago empezó a notar los cambios en su padre. Cinco mujeres aparecieron muertas con marcas de mordeduras en el cuello, lo que llenó de sospechas al joven. Siguiendo a su padre una noche, Thiago lo vio a punto de asesinar a otra mujer. Sin pensarlo dos veces, salió al descubierto y distrajo a Christian, permitiendo que la mujer huyera. Cuando Christian se giró para atacar a Thiago, algo inesperado ocurrió. El aroma de la sangre del joven y la palabra "papá" pronunciada por él hicieron que el lado vampírico de Christian reconociera a Thiago como su heredero. Por un breve momento, Christian recuperó el control de sí mismo. Viendo la sed de su padre, Thiago se cortó la mano y le ofreció su sangre. —Me convertí en un monstruo. ¿Por qué no huyes de mí después de todo el daño que te he hecho? —preguntó Christian con lágrimas en los ojos. —A pesar de todo, eres mi padre. Tú no eres un monstruo. Saldremos adelante, nos tenemos el uno al otro —respondió Thiago con convicción. Ese instante marcó un antes y un después en su relación. Christian empezó a pasar más tiempo con Thiago, desarrollando un vínculo que nunca habían tenido. Sin embargo, días después, la mujer que había sobrevivido al ataque de Christian lo denunció, y sus enemigos comenzaron a perseguirlo con el objetivo de cazarlo y separarlo de su hijo. Obligado a huir, Christian llevó a Thiago a una de sus propiedades ocultas. Aunque prometió no matar más humanos y cazar animales para alimentarse, esto resultó ser una mentira. Por las noches, mientras Thiago dormía, Christian continuaba sus cacerías en la ciudad, combinando su necesidad de sangre con su deseo por las mujeres. La farsa se mantuvo durante varios meses hasta que Thiago descubrió la verdad. Desesperado por escapar, Thiago simuló que los policías lo rescataban y lo llevaban a un hogar de paso. Sin embargo, Christian no tardó en encontrarlo y, considerándose su salvador, lo trasladó a otro castillo más remoto, esta vez bajo la vigilancia constante de un leal guardián. Christian intentó transformar a Thiago en alguien más parecido a él, forzándolo a un régimen estricto de entrenamiento y despojándolo de sus gafas, esperando moldearlo a su imagen. A lo largo de los años, el cambio fue notable, pero el control absoluto de Christian siempre estaba presente. Finalmente, en su desesperación por no perder a su hijo, Christian tomó una decisión fatídica. Mordió a Thiago contra su voluntad, convirtiéndolo en vampiro, convencido de que era lo mejor para él. —Todo esto es por tu bien, Thiago —dijo Christian, con la esperanza de que algún día su hijo entendería. Así, en la penumbra de un castillo oculto, padre e hijo permanecieron juntos, atrapados en un ciclo de amor, odio y redención en una eterna danza de sombras y sangre.