La Redención de un Padre Narcisista

Hace muchos años, en una prestigiosa preparatoria para hijos de familias adineradas, enseñaba un profesor de deportes llamado Diego. Con sus 30 años, Diego era atractivo y musculoso, pero también un ególatra y narcisista empedernido. Había sido un alumno destacado en esa misma preparatoria y ahora usaba su puesto para intimidar y ser bully de estudiantes que consideraba inferiores: los nerds y los becados. Su víctima favorita era Sebastián, un joven de 14 años, becado y nerd, hijo de una madre soltera. Sebastián desconocía la dura verdad de su vida hasta que, en su lecho de muerte, su madre le confesó que Diego era su padre. Había sido una relación pasajera para Diego, pero para la madre de Sebastián, había sido mucho más. Ella nunca le contó a Diego que estaba embarazada, y ahora, a punto de morir, le dio a su hijo una carta dirigida a su verdadero padre. Con la muerte de su madre, Sebastián quedó devastado, pero también decidido a cobrar esa deuda de justicia y moral. Al día siguiente, presentó una demanda de manutención y custodia contra Diego. Al percatarse de la demanda, Diego no pudo evitar reírse y burlarse de Sebastián. "Nunca reconoceré a alguien tan insignificante como tú como mi hijo," le lanzó Diego con desdén. Sebastián, con una calma que desconcertó a Diego, propuso hacerse una prueba de ADN. "Si resulta ser verdad, nunca te diré padre frente a otros. Solo te pido manutención y custodia. Tú podrás seguir con tu vida sin interferencias de mi parte." Diego, confiado y altivo, aceptó el reto. Los resultados fueron concluyentes: Sebastián era su hijo. De pronto, la vida de Sebastián cambió. Se mudó a la opulenta mansión de Diego, quien públicamente seguía siendo el mismo buscapleitos, pero en la intimidad, la dinámica entre ambos empezó a cambiar. Diego comenzó a encariñarse con su hijo, aunque intentaba negarlo. Sin embargo, al ver el respeto y cariño que Sebastián le tenía al profesor de ciencias, sintió estallar sus celos. No soportaba que su hijo prefiriera la compañía del humilde profesor antes que la suya. Un día, Diego se acercó al profesor de ciencias y le exigió que se alejara de su hijo. El profesor de ciencias, con calma, le respondió: "¿Hijo? ¿De qué hijo hablas? Porque si realmente te importara, no lo humillarías delante de sus compañeros. Deberías esforzarte más en ser un buen padre en vez de perder tu tiempo conmigo. No pienso alejarme de alguien que necesita apoyo." Furioso pero determinado, Diego comenzó a hacer todo lo necesario para ganarse el cariño de Sebastián. Incluso llegó a aceptar públicamente que Sebastián era su hijo y le dio su apellido. Poco a poco, hizo cambios en la vida de Sebastián para moldearlo a su imagen y semejanza. Primero, le quitó sus lentes y los reemplazó con lentes de contacto. Luego, le compró ropa elegante y deportiva, y le enseñó a conducir su coche de lujo. Sebastián fue llevado al gimnasio personal de Diego y obligado a seguir todas sus rutinas de ejercicio. Más allá, Diego comenzó a inculcarle su visión del mundo, enseñándole a cómo tratar a la "gente inferior". Una tarde, después de un arduo entrenamiento, Sebastián enfrentó a su padre. "Papá, te recuerdo que yo mismo soy un becado y un nerd, y estoy orgulloso de ser lo que soy." Diego lo miró con severidad antes de responder: "Ya no eres un becado. Me he encargado de pagar toda tu educación. No permitiré que mi hijo sea considerado inferior. Y en cuanto a tu 'nerdismo', me encargaré de borrarlo. Eres mi hijo y serás mi reflejo. Todo esto lo hago por nosotros." Los días pasaron entre tensiones y lecciones forzadas. A pesar de los intentos de moldearlo a su forma, Sebastián comenzó a notar pequeños gestos de afecto genuino en Diego. Pero su lucha interna seguía: ¿podría alguna vez aceptar y amar plenamente a un padre con ideales tan dañinos? Y Diego, ¿podría aprender a valuar a su hijo por quién era realmente, en lugar de lo que quería que fuera? Era una batalla de voluntades, de corazones y de identidad, en la que solo el tiempo y las experiencias compartidas podrían dar una resolución definitiva.