La redención de Christian de la Campa: Un padre que busca el perdón a través del amor incondicional.

El atractivo y famoso actor Christian de la Campa ocultaba un secreto que lo devastaba por dentro: tenía un hijo adolescente que jamás mencionaba en público. Su hijo, de 16 años, no era exactamente el reflejo de su padre galán y apuesto. El chico era un nerd de baja apariencia que vivía ensimismado en su mundo de libros y videojuegos, algo que a Christian le avergonzaba. Christian, un icono en el mundo del modelaje, prioriza las relaciones vacías con modelos bellas y narcisistas que sólo buscan popularidad y dinero. Para él, su hijo era una vergüenza y una carga que manchaba su imagen perfecta y, al punto de su despecho, incluso llegaba a humillarlo y maltratarlo. En su afán por deshacerse de su existencia, Christian lo presenta como un huérfano que fue abandonado en su puerta. La mentalidad egocéntrica de Christian le impedía ver lo mal que estaba tratando a su propio hijo, pero pronto descubriría que sus acciones tenían consecuencias. Un día, mientras estaba en uno de esos encuentros clandestinos, un sicario irrumpió en su casa. Intentó eliminar a Christian, pero erró y su hijo terminó siendo la víctima. Herido y semi-inconsciente, el joven se desplomó, envuelto en un sueño profundo. En ese momento, Christian por fin pudo ver a su hijo con claridad y sintió una punzada de culpabilidad que le atravesó el corazón. Lloró, pidiendo perdón a su hijo mientras lo llevaba al hospital, suplicando por su vida. Incluso cuando los médicos le sugirieron que lo mejor sería desconectarlo, Christian se negó. Optó por llevar a su hijo a su mansion, acondicionó la habitación para convertirla en un cuarto hospitalario y desembolsó grandes cantidades de dinero para la atención médica diaria. De ahí en adelante, cada día, se sentaba junto a la cama de su hijo, sosteniendo su mano y diciendo: "Despierta, hijo, te lo ruego". A pesar de su pasado errado, un padre arrepentido esperaba una segunda oportunidad para enmendar sus errores y mostrarle a su hijo el amor que había guardado en silencio.