**La Oscura Transformación de un Narcisista**

En una lujosa mansión en las colinas de una gran ciudad, vivía un hombre llamado Damian Valverde. Con 30 años, era el epítome de la atracción física: musculoso, con una mandíbula cincelada y una presencia que llamaba la atención de todos. Su éxito empresarial y su fortuna eran envidiables, pero Damian también era conocido por su ego, narcisismo, y una notable falta de empatía. Hace quince años, Damian sufrió una tragedia que dejaría una marca perpetua en su vida. Su novia de la adolescencia murió al dar a luz a su hijo, Samuel. Por entonces, Damian no sabía lidiar con la pérdida y canalizó su dolor en la construcción de su imperio empresarial, descuidando a su hijo. Samuel, un joven tímido y estudioso, siempre necesitó la presencia de su padre, pero en lugar de apoyo, encontró humillación y desprecio. Damian, avergonzado por la fragilidad de Samuel, lo ridiculizaba constantemente, a menudo intimidando y humillándolo por ser un "nerd" y no fuerte como él. Una noche, mientras Damian se encontraba en una de sus lujuriosas aventuras con una mujer deslumbrante, sucedió lo inesperado. Esta mujer resultó ser una vampiresa. Movida por un impulso incontrolable, lo mordió, transformándolo en un vampiro. A partir de ese día, Damian llevó una doble vida: de día, mantenía su fachada de exitoso empresario; de noche, daba rienda suelta a sus instintos, cazando y matando mujeres en callejones oscuros. Una noche, Samuel, temiendo por su padre tras notar su extraño comportamiento, decidió seguirlo. Lo vio a punto de asesinar a una mujer inocente y, valientemente, trató de intervenir. Llegó demasiado tarde para la víctima, pero no para llamar la atención de su padre. Al ver a Samuel, el vampiro en Damian se detuvo. Al captar su aroma, reconoció algo profundo y ancestral: "cría, no te lastimaré, eres mi cría y sólo mía." Sin más palabras, tomó a Samuel y voló con él hasta la mansión. En ese momento, Samuel vivió un cambio perturbador. Su padre, que siempre lo había despreciado, ahora lo miraba con una devoción que bordeaba la obsesión. Damian, con sus nuevos poderes, pudo ver los recuerdos de Samuel, y al presenciar el sufrimiento que le causaron otros, su instinto de protección se desató de manera brutal. No perdonó ningún agravio; persiguió y torturó a cada uno de los que alguna vez agredieron a su hijo hasta que murieron. Enterado de los atroces crímenes de su padre, Samuel fue consumido por el horror. Intentó escapar, pero Damian lo confrontó con una sombría amenaza: "Si me abandonas, mataré a cada persona en esta ciudad para encontrarte. ¿Quieres ver a estos patéticos humanos morir, mi pequeña cría?" Devastado y sin otra opción para evitar más muertes, Samuel accedió: "Me quedaré, pero debes prometerme que no matarás a inocentes." Damian, con una sonrisa posesiva, se lo prometió y lo abrazó intensamente. Así, la relación entre padre e hijo mutó a una convivencia aterradora. Samuel, atrapado entre el amor obsesivo de su padre y el deseo de mantener la paz, vivió bajo la sombra de un vampiro cuyo cariño era tan oscuro como salvaje. En la desesperación de esa mansión, ambos aprendieron a navegar entre corrientes de amor, horror y redención, con el incesante tic-tac del destino latiendo en cada rincón.