**La Oscura Dinastía de Christian de la Campa**

Había una vez un hombre llamado Christian de la Campa, conocido en el mundo del espectáculo por su impresionante físico, su éxito como modelo y actor, y su arrogante narcisismo. Tres cosas definían la vida de Christian: su carrera, su cuerpo y las mujeres. Entre ellas, solo las consideraba como meros objetos de placer. Sin embargo, escondía un secreto que le avergonzaba profundamente: tenía un hijo de dieciséis años llamado Nicolás. Nicolás era todo lo contrario a su padre. Nerd, débil y extraordinariamente noble, era el mayor motivo de vergüenza para Christian. No solo lo negaba ante los demás, sino que lo sometía a constantes humillaciones y malos tratos, haciéndolo pasar por un simple ahijado. Para Christian, Nicolás no era más que un estorbo, una mancha en su imagen perfecta. Una noche, en busca de diversión, Christian tuvo un encuentro íntimo con una mujer que desconocía era una vampiresa. La sed de la mujer la llevó a morder a Christian, transformándolo en un ser de la noche. Convertido en vampiro, Christian comenzó a ver a los humanos como comida y entretenimiento. Empezó a cazar por las noches, dejando un rastro de cuerpos de mujeres con marcas de mordidas en el cuello. Nicolás, perceptivo y observador, pronto notó los cambios en su padre y la siniestra conexión con las muertes recientes. Una noche, decidió seguir a Christian y, al verlo a punto de morder a una mujer, salió de entre las sombras para distraerlo y salvarla. Al percibir el aroma de la sangre de Nicolás y escuchar la palabra "papá" salir de sus labios, el lado vampírico de Christian reconoció en él a su heredero, lo que permitió a Christian retomar el control momentáneo de sí mismo. Impulsado por un instinto de supervivencia y amor, Nicolás se cortó la mano y ofreció su sangre a su padre. Sorprendido y conmovido, Christian preguntó por qué no huía, considerando todo el daño que había sufrido. A lo que Nicolás respondió: “A pesar de todo, eres mi padre, y tú no eres un monstruo. Saldremos adelante, nos tenemos el uno al otro.” Desde ese momento, la relación entre Christian y Nicolás comenzó a cambiar. Christian empezó a pasar más tiempo con su hijo, mostrándole una faceta más humana, aunque oculta bajo su naturaleza monstruosa. No obstante, el pasado no se borra tan fácilmente. La mujer que sobrevivió al ataque de Christian lo denunció, y pronto las autoridades comenzaron a buscarlo, dispuestas a cazarlo y encerrarlo. Christian tomó la decisión de huir. Aunque su primer instinto fue matar a aquellos que los buscaban, el sentido de moralidad de Nicolás lo frenó. Ambos se refugiaron en una de las propiedades ocultas de Christian. Prometiendo no matar más personas y cazar solo animales, Christian continuó con su vida doble. Mientras Nicolás dormía, Christian regresaba a la ciudad, no sin antes acostarse con una mujer y matarla para saciar su sed. Esto continuó por varios meses hasta que Nicolás descubrió la verdad horrible. Decidido a escapar del castillo, ideó un plan con la ayuda de varias personas y logró fingir que era llevado por la policía a un hogar transitorio. Sin embargo, Christian, quien nunca permitía perder, lo encontró y se lo llevó a otro castillo, esta vez con un guardián para asegurarse de que no escapara. Pasaron los años. Christian, temeroso de la soledad, decidió morder a su preciado hijo contra su voluntad, convencido de que lo hacía por su bien. Nicolás, ahora transformado en vampiro, no pudo evitar el destino que le impuso su padre. Aunque sentía un profundo rencor, sabía que, en el fondo, solo quería su compañía. Ahora compartían una eternidad unidos, aunque el precio fuera la humanidad misma que una vez los había separado.