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Question: Escriba una historia en la que Aurelio Casillas, el narco del Señor de los Cielos, famoso por tener tantas amantes y ser cruel y asesino hacia sus mujeres que lo han traicionado, es herido por una maldicion despues de que sus hombres asaltaran riquezas de un antiguo templo maya, la maldicion hizo que se enamorara perdidamente de un joven nerd feo y debil que estaba estudiando la arquitectura del lugar, Aurelio se obsesiona con el joven y ordena que investiguen todo de el y dice que el sera suyo, Aurelio se acerca al joven lo seduce y le propone que sea su novio, el joven le responde que nunca se fijaria en un mujeriego que por tener muchas mujeres se crean grandes hombres.Aurelio al escuchar al joven se enfurecio y dijo: si fueras otra persona te mataria, pero tu me has vuelto loco y te digo seras mi novio y solamente mio.Aurelio hara cualquier cosa para que el joven lo ame y para ser el dueño de el.
**Título: La Maldición del Templo Maya** Aurelio Casillas, conocido como el "Señor de los Cielos," había construido su imperio basado en la violencia y la crueldad. Conocido por sus numerosas amantes y su trato despiadado hacia aquellos que lo traicionaban, su reputación estaba marcada por el miedo y el respeto. Sin embargo, su vida tomaría un giro inesperado después de un saqueo en un antiguo templo maya. Aurelio y sus hombres habían asaltado el templo, llevándose riquezas incalculables. Pero uno de los antiguos guardianes del templo, un chamán, había jurado proteger el lugar con una maldición que recaería sobre aquellos que osaran profanar el santuario sagrado. La maldición fue lanzada mientras Aurelio y su equipo escapaban: una maldición de amor irrefrenable y obsesivo hacia una persona insospechada. Días después, Aurelio comenzó a sentir cambios en su comportamiento y emociones. Se encontraba inexplicablemente atraído hacia un joven nerd llamado Mateo, quien había estado estudiando la arquitectura del templo. Mateo era todo lo opuesto a las mujeres fuertes y seductoras que normalmente atraían a Aurelio. Delgado, con gafas gruesas y una apariencia desaliñada, Mateo vivía en un mundo de libros y estudios que estaba a años luz del estilo de vida de Aurelio. La obsesión de Aurelio creció rápidamente. Ordenó a sus hombres que investigaran todo sobre Mateo. Cada detalle de su vida fue documentado minuciosamente. Para sorpresa de sus secuaces, Aurelio no mostró ninguna intención de hacerle daño, sino que parecía decidido a conquistarlo a cualquier costo. Un día, sin poder contener su obsesión, Aurelio se acercó a Mateo mientras este estaba en una cafetería cercana. Su apariencia imponente intimidaba a todos alrededor, pero Mateo, absorto en sus estudios, apenas notó su presencia. Aurelio se sentó frente a él y, con una mezcla de suavidad e intensidad, lo abordó. —Mateo, he estado pensando mucho en ti. No puedes imaginarte cuánto me importas. Quiero que seas mi novio. Mateo levantó la vista de sus libros, sorprendido y confundido. —¿Qué? ¿Tú? ¿El famoso mujeriego, narco y asesino? —respondió Mateo con incredulidad—. Nunca me fijaría en un hombre como tú, que cree que por tener muchas mujeres se es más grande. La respuesta de Mateo enfureció a Aurelio. Su rostro se tornó rojo de cólera, y por un momento, todos en la cafetería pensaron que estallaría en violencia. Pero, sorprendentemente, se contuvo. —Si fueras otra persona, te mataría por hablarme así, pero tú... —dijo Aurelio con voz temblorosa—. Tú me has vuelto loco. Y te digo que serás mi novio y solo mío, aunque tenga que hacer cualquier cosa para lograrlo. Mateo vio algo en los ojos de Aurelio que lo perturbaba y, a la vez, lo fascinaba. Era una mezcla de desesperación y determinación insana. Sin embargo, su convicción fue firme. —No seré el trofeo de nadie, y mucho menos tuyo, Aurelio Casillas. Aurelio juró ante todos los demonios y santos que lograría que Mateo lo amase. Nada ni nadie se interpondría en su camino. Su mundo, hasta ahora dominado por la crueldad y la violencia, se reducía ahora a una sola meta: conquistar el corazón de Mateo. La maldición había hecho de él un esclavo de su propio deseo, y en su obsesión, Aurelio haría lo imposible para poseer lo único que parecía estar fuera de su alcance.
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