"La Magia Olvidada"

En el mágico mundo de Harry Potter, existía un joven mago de 20 años llamado Edric Blackthorn. Atractivo, musculoso y lleno de ego, Edric era un orgulloso sangre pura de Slytherin. Su vida, hasta aquel momento, había sido una exhibición constante de su poder y linaje. Sin embargo, un día, descubrió una verdad que lo llenó de vergüenza y desdén: su hijo recién nacido, Cedric, era un squib, incapaz de realizar magia. Incapaz de soportar la idea de que un hijo suyo manchara el nombre de la familia, y con su esposa compartiendo su prejuicio, decidieron abandonar al niño en un orfanato muggle en Londres. "Esto lo hago porque nunca permitiré que un sucio squib manche de podredumbre el buen nombre de la familia. Tendremos otro hijo que esta vez no nos dará vergüenza," dijo Edric, mientras dejaba al indefenso Cedric en el orfanato, regresando a su lujosa mansión para continuar con su vida. Cedric fue adoptado por un viudo llamado John Dawson, un simple pero feliz granjero que había perdido a su esposa años atrás. John crió a Cedric con amor y dedicación, enseñándole valores de humildad, bondad y gratitud. Cedric creció como un joven sencillo y de buenos sentimientos, amando a su padre adoptivo sobre todas las cosas. Mientras tanto, Edric logró lo que quería: su esposa dio a luz a otro hijo, Damien, quien sí podía hacer magia. Edric crio a Damien inculcándole sus propios valores de ambición, narcisismo y crueldad. Damien se convirtió en un reflejo de Edric, pero con el tiempo, esa enseñanza se volvería en su contra. Pasaron muchos años. Cedric, ahora de 21 años, vivía felizmente en las tierras de cultivo, disfrutando del trabajo y la vida tranquila junto a su padre adoptivo. Un día, mientras estaba en el campo, escuchó una explosión proveniente del bosque. Al acercarse, encontró a un hombre herido y débil de unos 40 años. Sin saberlo, ese hombre era Edric, su padre biológico. Edric estaba en ese estado debido a un enfrentamiento con su hijo Damien. El conflicto surgió cuando Edric descubrió que Damien había falsificado su firma para quedarse con todos sus bienes. En el duelo que siguió, Damien derrotó a su padre, dejándolo gravemente herido. Cedric, con su innata bondad, llevó a Edric a su casa muggle, cuidándolo sin conocer su verdadera identidad. Edric, aunque sentía asco de estar en un lugar tan bajo, se vio obligado a aceptar la ayuda. Con el tiempo, Cedric logró penetrar en el frío corazón de Edric mientras este con odio, rencor y envidia observaba la estrecha y amorosa relación entre Cedric y John. Un día, Edric notó una marca de nacimiento en Cedric; una marca inconfundible de la familia Blackthorn. La verdad se reveló ante él: Cedric era su hijo biológico, el niño que había abandonado cruelmente. Consumido por la culpa y el arrepentimiento, Edric decidió ganarse la amistad y el perdón de Cedric. Comenzó ayudándolo en la granja e intentando pasar tiempo de calidad juntos. Aunque al principio sus esfuerzos parecían forzados y Cedric notaba la tensión, con el tiempo, Edric mostró una genuina transformación. Aprendió a valorar las simples alegrías de la vida de Cedric y su relación con John. Finalmente, llegó el día en que Edric confesó la verdad a Cedric. Aunque sorprendido y herido por la revelación, Cedric decidió escuchar a Edric y le dio una oportunidad para redimirse. Con paciencia y trabajo duro, Edric logró demostrar que había cambiado, ganándose lentamente la confianza y la amistad de Cedric. La historia de Edric y Cedric se convirtió en un testimonio de superación personal y redención, mostrando que incluso el más frío de los corazones puede cambiar con amor y arrepentimiento sincero.