**La Luna de Traición**

En el corazón de los espesos bosques de Minnesota vivía un hombre lobo. Alto, atractivo y con musculatura esculpida, se paseaba con la arrogancia de quien sabe que es irresistible. Su nombre era Lucian, y era el Alfa de su manada, un título que había ostentado con orgullo durante décadas. Sus ojos brillaban con la intensidad de un fuego eterno, delatando sus 130 años a pesar de su apariencia joven de 25. Lucian no solo era poderoso, sino también ególatra y narcisista, considerándose superior no solo a los de su especie, sino también a los humanos. Un día, el destino le jugó una mala pasada cuando descubrió que la mujer que amaba, Elara, se había casado con un simple mortal y había tenido un hijo. La ira y los celos nublaron el corazón de Lucian, y la sed de venganza lo llevó a cometer un acto terrible. Bajo el manto de la noche, penetró en la cabaña donde Elara y su esposo dormían plácidamente. Con sus garras afiladas y su corazón endurecido, robó al recién nacido con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, al ver los inocentes ojos del bebé, algo en él cambió. La furia se transformó en ternura, y la idea de matar al niño fue sustituida por un retorcido plan de venganza. Decidió quedarse con el bebé y criarlo como su cachorro. Así, Elara y su esposo nunca verían crecer a su hijo. Elara y su esposo lo buscaron incansablemente, pero cada vez que se aproximaban al paradero de Lucian, él huía con el niño, manteniendo siempre un paso por delante. Los años pasaron, y el pequeño, al que Lucian llamó Ethan, creció dentro del círculo de la manada. Lucian se mostraba amablemente solo con su cachorro, siendo sobreprotector y posesivo al extremo. Nadie se atrevía a acercarse a Ethan por miedo al Alfa, salvo el futuro Beta y el Delta de la manada, quienes eran los pocos amigos de Ethan. La búsqueda de Elara y su esposo finalmente los llevó a encontrarse con su hijo a los 17 años. Para entonces, Ethan se había convertido en un joven nerd y amable, querido por sus pocos amigos pero siempre bajo la sombra protectora de Lucian. Cuando Elara y su esposo lo reconocieron, la confrontación finalizó en tragedia. Lucian, incapaz de permitir que su secreto fuera revelado, los asesinó sin piedad. Ethan nunca se enteró del destino de sus verdaderos padres, quienes habían sido sus maestros en la escuela. Con el tiempo, Ethan comenzó a sentir las punzadas del primer amor. Se enamoró de una compañera de clase, pero su corazón quedó destrozado al saber que ella solo lo veía como un amigo y se había enamorado de otro chico. Lucian, al escuchar la tristeza en su hijo, se llenó de furia. No podía soportar que una simple mortal rompiera el corazón de su cachorro. Abrazó a Ethan, prometiéndole que nunca lo abandonaría. Esa misma noche, Lucian visitó a la chica y, en un acto cruel, le ordenó romper con su novio y declarar su amor por Ethan, bajo amenaza de muerte. Aterrada, la chica obedeció. Ethan, sin saber la verdadera razón, se sintió revitalizado por el aparente cambio de corazón de ella. Tiempo después, Lucian decidió que era el momento de convertir a Ethan en un lobo y en el próximo Alfa. Con la ayuda de una bruja de la manada, realizó el rito de adopción de sangre, asegurando así que Ethan heredara no solo su linaje, sino también su poder. El valle de los lobos resonó con el aullido de bienvenida de un nuevo Alfa, y aunque Ethan nunca conocería la verdad de su origen, viviría bajo la sombra protectora y manipuladora de Lucian, pensando que su padre adoptivo era su única familia. La venganza de Lucian había alcanzado su culminación: el niño de su amada había crecido y ahora estaba irrevocablemente ligado a él, convirtiéndose en el líder del futuro de la manada.